Puntos clave:
1. El desarrollo cerebral de los bebés depende de interacciones receptivas con los cuidadores.
2. Las «interacciones de ida y vuelta» con los cuidadores son fundamentales para construir la arquitectura cerebral de un niño.
3. Las interacciones de ida y vuelta se vuelven más complejas a medida que el cerebro del niño madura y se desarrolla.
4. Harvard recomienda 5 pasos para practicar interacciones de ida y vuelta con su hijo.
Los bebés llegan al mundo siendo completamente dependientes de sus padres o cuidadores. Durante sus primeros años de vida, tanto su cerebro como su cuerpo necesitan de la receptividad y de las interacciones con los adultos que los rodean. El doctor Jack Shonkoff, experto de Harvard, llama a estos momentos críticos “interacciones de servir y devolver”; es decir, el niño hace algo y el adulto responde (y viceversa). Él explica que estos intercambios significan que tú y tu hijo viven en sintonía y pueden explorar juntos tanto el mundo real como sus mundos interiores.
El Dr. Shonkoff calcula que cada segundo se forman más de un millón de nuevas conexiones neuronales. Por lo tanto, la combinación de los genes de tu bebé, tus cuidados y las interacciones de calidad que tengas con él contribuirán a construir su arquitectura cerebral una interacción a la vez.
Pero ¿cómo se identifican las interacciones de servir y devolver?
¡Es sencillo! Durante su infancia, tu pequeño se comunicará contigo con interacciones (“saques”) muy simples usando la mirada, haciendo ruiditos o gestos faciales. Estos saques y devoluciones se volverán más complejos conforme el cerebro de tu bebé madure. Varias investigaciones y la propia experiencia indican que estos intercambios se volverán cada vez más naturales puesto que tú y tu bebé se irán conociendo mutuamente.
Según el Centro de Desarrollo Infantil (Center for the Developing Child) de la Universidad de Harvard, debes seguir estos 5 simples pasos para sacar el mayor provecho de las interacciones de servir y devolver:
- Nota los “saques” de tu bebé y comparte su foco de atención. Puedes hacer esto durante el día cada vez que tu pequeño apunte a algo o haga sonidos o caras.
- Devuelve su saque con una respuesta alentadora. Reconoce y celebra los intereses de tu hijo para fomentar su curiosidad y para darle a entender que lo escuchas y comprendes.
- Nombra lo que vea, haga o sienta. Esto le ayudará a crear conexiones lingüísticas importantes en su cerebro y le dará las palabras necesarias para expresarse y explorar su mundo interior.
- Comuníquense por turnos y espera a que tu hijo responda a lo que dijiste o apuntaste. Trata de que las interacciones se muevan en ambas direcciones para modelar el autocontrol y la cooperación.
- Practica los inicios y finales señalando cuando hay que dejar de concentrarse en una cosa y pasar a la siguiente actividad.
7 Responses