Puntos clave:
- Los niños pequeños pueden exhibir comportamientos agresivos como golpear, empujar o morder debido a su limitado autocontrol e inteligencia emocional. Es fundamental que los padres aborden y enseñen formas alternativas de expresar emociones durante estos momentos difíciles.
- Ante un comportamiento agresivo, los padres deben mantener la calma y utilizar un lenguaje y gestos firmes pero no agresivos. La comunicación autoritaria, como decir «No, eso no está bien», ayuda a establecer límites claros. Repetir mensajes consistentes refuerza la comprensión de que el comportamiento agresivo es inaceptable.
Si bien la mayor parte del tiempo lo que hace tu hijo te parece adorable, hay otros momentos en que su falta de autocontrol es difícil de manejar. Ya hemos hablado de que a los 18 meses los niños comienzan a comprender la diferencia entre el yo y el otro. Durante este periodo del desarrollo del autoconocimiento, tu hijo tal vez tenga dificultades para ser paciente, compartir sus juguetes o esperar su turno. También ya hemos mencionado que los berrinches son algo normal, pero eso no significa que tu pequeño deba lidiar con su frustración a través de conductas agresivas. En este artículo enlistaremos una serie de estrategias que debes seguir cuando te encuentres frente a este tipo de situaciones.
Como los niños pequeños apenas están aprendiendo a comunicarse, por lo general usan sus acciones para expresar lo que piensan o sienten. Tu hijo aún no comprende lo que es la empatía y la autorregulación, así que tal vez se le dificulte controlarse cuando está enojado. Su falta de autocontrol e inteligencia emocional lo llevará a expresar sus sentimientos a través de conductas agresivas como tirar del cabello, morder, empujar o golpear. Si bien estos arranques ocasionales son normales, él debe aprender que estas acciones son inaceptables. Como padres es importante enseñarle a su hijo a entender y comunicar sus emociones de formas no agresivas.
¿Qué es lo que debes hacer cuando esto sucede?
1. Mantén la calma. Es importante que detengas la conducta no deseada de una forma calmada y no agresiva; recuerda que eres su modelo a seguir. Respira profundamente y tranquilízate antes de reaccionar. Si transmites tu frustración solo lograrás agitar más a tu hijo. Si estás calmada, es más probable que él también se tranquilice. Una serie de emociones lo llevaron a, por ejemplo, golpear a alguien; así que si él perdió el control necesita que tú lo mantengas.
2. Usa palabras firmes y un gesto para comunicar tu mensaje. Usa frases cortas, pero autoritarias como “Eso no está bien”. Recuerda que a esta edad tu pequeño aprende más de los movimientos, así que usa gestos de “para” o “no” cuando digas tus instrucciones con voz firme, pero sin gritar. Tu hijo no lo comprenderá a la primera, pero después de un par de veces se dará cuenta de que actuó mal. Ayúdale a recordar que una conducta es inaceptable usando las mismas palabras y gestos cada vez que la repita.
3. No uses amenazas o castigos. Los niños muy pequeños no entienden lo que es un castigo. A esta edad tu hijo tal vez no comprenda por qué lo estás regañando y eso puede provocar que se sienta herido o incomprendido. Establecer límites claros y bien definidos de forma calmada será mucho más efectivo. Tampoco uses amenazas como “Para o ya verás” porque estarás propiciando una forma negativa de lidiar con los problemas. Además, tu hijo es listo, se dará cuenta de que no cumples con las amenazas y eso no ayudará a mejorar su conducta.
4. Reconoce sus necesidades. Aunque lo que hizo estuvo mal, tu hijo necesita saber que entiendes lo que quería comunicar. Si siente que lo comprendes, es más probable que deje de portarse mal. Si está enojado o llorando, trata de usar mensajes cortos para comunicarle que lo entiendes. Por ejemplo, “Sé que querías jugar con ese juguete”. Lo mejor que puedes hacer es reconocer lo que quiere; tal vez no estés de acuerdo con sus métodos, pero debes aceptar sus sentimientos. No le pidas que se calme o se porte bien en ese preciso instante, eso solo hará escalar la situación porque tu hijo querrá hacer que lo escuches. Repite tu mensaje con voz suave y calmada tantas veces sea necesario para que se tranquilice y se abra la comunicación.
5. Aléjense de la situación. Esto no significa hacer que tu hijo tenga un “tiempo fuera”. De hecho, varios estudios demuestran que hacer esto transmite una idea incorrecta, no fomenta la regulación emocional y suele empeorar la conducta. Tu meta es que cuando tu pequeño esté molesto recupere la sensación de estar seguro. Alejarse de la situación significa suspender aquella situación o acción que causó la reacción negativa. Es importante enseñarles a nuestros hijos a expresar sus sentimientos de una forma saludable y sin agresiones. Dependiendo de la personalidad de tu hijo, salgan a caminar, siéntense a leer un libro, salten o escuchen un poco de música.
6. Hablen sobre las consecuencias de su conducta. Una vez que se haya tranquilizado, es importante que le enseñes a tu hijo que sus acciones tienen consecuencias. Comunícale tu mensaje de forma empática y calmada. “Cuando empujaste a tu hermanito lo hiciste llorar porque le dolió. Después ya no quiso jugar contigo y eso te puso triste. A ti no te gusta que te empujen, ¿verdad? Discúlpate con él y dale un abrazo”. Darle tiempo a tu hijo para calmarse después de sentirse abrumado por sus emociones le ayudará a tranquilizarse y a escucharte. De este modo, entenderá mejor que lo que hizo estuvo mal y estará más dispuesto a disculparse. También aprenderá a pedir perdón de forma sincera en lugar de decir “lo siento” mientras sigue enojado o lo están regañando. Este proceso fomentará su autocontrol, habilidades cognitivas y promoverá la empatía; habilidades importantes que necesitará a lo largo de la vida y en sus relaciones personales.
7. Dale alternativas. Dependiendo de su edad y aunque no lo comprenda al 100%, hablen sobre lo que pudo haber hecho para expresar sus sentimientos sin recurrir a la agresividad. Habla con tu hijo de forma calmada y empática. “Sé que te encanta jugar con ese cochecito, pero tu hermanito también quería jugar con él. Es importante compartir tus cosas y esperar tu turno. Mientras tanto puedes jugar con otra cosa”. Sin embargo, si es muy reacio a compartir algo en particular di: “Si no quieres que tu hermano juegue con tu cochecito dile ‘Ese coche es mío, ¿me lo devuelves?’ y ofrécele otra cosa para que juegue”. Parte importante del desarrollo del autocontrol y de la inteligencia emocional depende de que tu pequeño aprenda alternativas aceptables para lo que hizo, acciones que no se traduzcan en conductas agresivas.
8. Recuérdale que tiene una red de apoyo. Empatiza con tu pequeño y dile que a veces tú también sientes frustración y te enojas. Compártele tus estrategias para lidiar con eso. Recuérdale que siempre puede buscarte cuando se sienta frustrado, herido, enojado o triste. La mejor manera de evitar conductas agresivas es haciendo que tu hijo sienta que está en un ambiente seguro y de confianza.
8 Responses
Excelente consejos. Los llevaré acabo.
¡Muchas gracias Lorena! Nos encanta que disfruten nuestro contenido. No dudes en escribirnos si necesitas algo más.