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Cómo manejar las conductas agresivas en niños – Parte 2

dos hermanitos peleando

Puntos clave:

  1. Su papel como padre es crucial para enseñarle a su hijo una comunicación efectiva, empatía y autorregulación. A través de su orientación y apoyo, su hijo puede desarrollar habilidades esenciales para futuras relaciones personales y profesionales.
  2. Predicar con el ejemplo, identificar los factores desencadenantes, ser coherente, evitar la negociación, ofrecer comentarios positivos.
  3. Si el comportamiento agresivo persiste durante un período prolongado, o si le resulta difícil manejarlo por su cuenta, considere buscar orientación profesional. La asistencia profesional puede proporcionar ideas y estrategias para abordar las tendencias agresivas de su hijo.

En la primera parte de este artículo hablamos sobre las estrategias que puedes seguir cuando se presente una situación en la que tu hijo actúe de forma agresiva. Algunas señales de esto pueden ser tirar del cabello, morder, empujar o golpear a alguien. En este artículo hablaremos sobre cómo modificar la conducta de tu pequeño y cómo minimizar estas situaciones.

Cada niño es diferente y, al igual que con todos los aspectos del desarrollo, las conductas agresivas no se presentarán de la misma forma en todos los pequeños. Lo más importante es que le des a tu hijo las herramientas necesarias para que entienda y modifique su conducta. Esto no solo fomentará el autocontrol, sino que le ayudará a recurrir a formas más asertivas de expresar sus ideas y sentimientos. También se fomentará el autoconocimiento, la inteligencia emocional, las habilidades de pensamiento y la empatía; habilidades que necesitará a lo largo de su vida y en sus relaciones personales.

1. Comienza por ti. Anteriormente mencionamos que tu pequeño desea ser como tú y que eres su modelo a seguir. No puedes exigirle que se controle, si está expuesto constantemente a tus gritos y a tu frustración. Tu presencia tranquila, incluso cuando está molesto, lo harán sentirse seguro y estimulará su regulación emocional.

2. Identifica los detonantes. ¿La conducta es más frecuente antes o después de la siesta? ¿Tenía hambre? ¿Siempre sucede con el mismo grupo de amigos o con una persona en particular? ¿Solo sucede en un lugar , por ejemplo, la casa, la escuela o durante las citas de juego? ¿Podría verse influido por el ambiente (por ejemplo, es muy bullicioso)? ¿Tu hijo está pasando por un cambio importante como una mudanza o cambiarse de habitación?

3. Sé consistente. No cambiar las reglas requerirá de un esfuerzo extra por parte de los cuidadores de tu pequeño, así que evita la rutina de “policía bueno, policía malo” con tu pareja. Manejar y minimizar la conducta agresiva de tu hijo requiere de paciencia, planeación, empatía y palabras de cariño, y no será algo que aprenda a la primera. De nada servirá explicarle con calma, pero firmemente, que empujar está mal, si tu pequeño cree que puede hacerlo cuando no estás con él. En la primera parte de este artículo mencionamos que debes usar mensajes cortos y firmes y acompañarlos con un gesto para comunicar que lo que hizo estuvo mal. Usa esta misma combinación cada vez que se dé esa conducta. Tu hijo está aprendiendo las reglas y límites de la convivencia, así que lo mejor es ser consistentes y no cambiarlos.

4. Evita las negociaciones. Esto podría ser más difícil para ti porque quieres que tu hijo sepa que lo escuchas y que aprecias sus opiniones, pero negociar los límites y las reglas puede ser contraproducente. Tener límites claros ayudará a tu pequeño a entender las reglas de convivencia, lo harán sentirse seguro y le darán una estructura y lógica a su mundo.

5. Dedica tiempo a la lectura. Los libros son excelentes herramientas para reforzar conductas positivas y aprender que lastimar a los demás está mal. Revisa este artículo para leer algunas recomendaciones.

6. Planea con antelación. Si sabes que tu hijo es tímido al momento de conocer a otras personas, vean un álbum de fotos de sus parientes antes de ir a una gran reunión familiar. O si es muy apegado a un cochecito y va a ir a una cita de juegos, sugiérele que lleve un cochecito extra para ofrecérselo a su amigo y así evitar una pelea.

7. Avísale lo que va a suceder. “En cinco minutos dejaremos de jugar y tomaremos un baño, ¿qué juguete quieres llevarte a la tina?”, “Un cuento más y nos preparamos para salir, ¿cuál quieres leer?” o “Cinco minutos más y nos vamos a casa de la abuela. ¿Qué quieres jugar de camino a su casa? ¿Qué te parece Veo, veo?”. Avisarle que la actividad que está realizando está a punto de terminar lo hará sentirse seguro y en control, y probablemente te ayude a evitar un berrinche.

8. Dale retroalimentación positiva. Felicita a tu pequeño cuando actúe de forma adecuada y evite recurrir a la agresividad. Esto fomentará su autoestima e inteligencia emocional.

¿Cuándo debes pedir ayuda?
Si la conducta de tu hijo es más agresiva de lo habitual y esto dura varias semanas, si sientes que tú sola no puedes lidiar con la situación o estás evitando que tu pequeño juegue con otros niños, lo más recomendable es que pidas una opinión profesional.

Recuerda que tu pequeño está aprendiendo a comunicarse y que aún no sabe lo que es la autorregulación. Con tu ejemplo, palabras amables y apoyo le enseñarás qué es la empatía y cuáles son diferentes maneras de expresarse sin recurrir a la violencia. Con el tiempo se volverá un experto para compartir, cooperar y trabajar con otros; habilidades esenciales que necesitará para su futuro personal y profesional.

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