Los genes y el medio ambiente contribuyen un 50% cada uno en el desarrollo intelectual de un niño. ¡Esto les da a los padres un margen de maniobra para intervenir y potenciar la inteligencia de sus hijos!

¿Cuándo es el mejor momento para cultivar el desarrollo intelectual de mi hijo?

Los primeros años son óptimos, cuando el cerebro es maleable y mientras aún ejerces una influencia decisiva sobre el entorno de tu hijo. La curiosidad, la perseverancia, la motivación y la atención se pueden enseñar desde temprano. La evolución parece haber favorecido ya estos primeros años, ya que tu hijo es más receptivo a tus enseñanzas debido a que depende mucho de ti para satisfacer sus necesidades físicas y emocionales.

Los investigadores han logrado identificar varios aspectos específicos del entorno de los niños que influyen en su desarrollo intelectual. A continuación, te damos algunos consejos que puedes tomar para mejorar el desarrollo cerebral y el potencial cognitivo de tus hijos.

1. Influencias prenatales

De todas las influencias ambientales sobre la inteligencia de un niño, la experiencia prenatal es quizás la más potente. La salud, la nutrición, la exposición ambiental y el bienestar emocional de una madre influyen en el desarrollo cerebral del feto. Los altos niveles de estrés interfieren negativamente con el desarrollo cerebral óptimo del bebé al actuar directa e indirectamente sobre sus neuronas y alteran el curso del embarazo. Si estás embarazada o conoces a alguien que lo esté, sugiérele un horario más simple, ejercicio regular y el uso de técnicas de relajación u otros métodos para mantener bajos los niveles de estrés.

2. Nutrición y desarrollo intelectual

Entre el cuarto mes de gestación y los 2 años, el cerebro de un bebé tiene una mayor sensibilidad a la cantidad y calidad de los nutrientes consumidos. Los bebés que están desnutridos durante este período en particular muestran deficiencias en el coeficiente intelectual y en las áreas sensoriales y motrices, así como un desarrollo del lenguaje más lento. Esto sucede porque sus cerebros son más pequeños, tienen menos neuronas y sinapsis, menos dendritas y menos mielina que los bebés que están bien alimentados. Después del nacimiento, la leche materna es la opción nutricional más importante que puede servir para aumentar el coeficiente intelectual de un niño. Después de corregir otras variables como las diferencias socioeconómicas, investigaciones han demostrado que los niños de 8 años que se alimentaron con leche materna obtienen alrededor de 8 puntos más en las pruebas de coeficiente intelectual que los que consumieron fórmula.

3. Actividades y entorno físico

El desarrollo del cerebro requiere una estimulación adecuada. Los niños más inteligentes provienen de hogares que brindan una mayor oportunidad para explorar y jugar. El cerebro de un niño también necesita una variedad de experiencias diarias. La clave para estimular eficazmente a un niño es estar un paso por delante de su habituación, que es increíblemente potente. Entonces, cambia los materiales de juego cada semana. Con solo un poco de creatividad, los padres pueden encontrar muchas formas de estimular a sus hijos sin tener que comprar juguetes nuevos constantemente.

desarrollo de tu bebe

El aprendizaje ocurre cuando los niños crean sus mundos de juego. “El juego es el principal vehículo para que los niños aprendan”, menciona Shonkoff (Profesor de Salud y Desarrollo Infantil de Harvard). Los niños necesitan salir y estar expuestos a diferentes entornos, ver a otros niños e interactuar con otros adultos. Sin embargo, existe un límite en cuanto a la cantidad de estimulación que debe tener un niño. Demasiados juguetes y actividades pueden crear confusión y provocar el efecto contrario, lo que dificulta la capacidad de concentración del niño.

4. Música

Uno de los hallazgos más asombrosos del desarrollo temprano es el efecto de la música. Aunque la música no tiene un componente espacial, su tono es convertido en un mapa espacial por el oído interno y, por lo tanto, nuestro cerebro experimenta la música como patrones simultáneos tanto en el espacio como en el tiempo. Una excelente manera de estimular la inteligencia espacial es tocando el piano. La razón por la que tocar el piano da un impulso adicional a la experiencia musical de un niño es porque usa simultáneamente los movimientos de los dedos, la ubicación, el tono, la sincronización y la retroalimentación estética, lo cual es ideal para el desarrollo del hemisferio derecho. Se sabe que la gran mayoría de músicos con un oído perfecto comenzaron su formación a temprana edad (antes de los siete años). ¡Un cerebro joven está listo para este tipo de entrenamiento espacio-temporal!

5. Estilo del padre o cuidador

Las actividades y el entorno son fundamentales para el enriquecimiento temprano, pero la calidad de las interacciones entre el niño y el cuidador es de suma importancia. Influimos directamente en nuestros hijos cuando les enseñamos cómo funciona algo o cuando reforzamos un comportamiento y la curiosidad a través de comentarios positivos. Sin embargo, también les enseñamos indirectamente a través del ejemplo que les damos todos los días.

Los niños aprenden diariamente de las interacciones más simples; aprenden acerca de los sentimientos, la bondad, cómo tratar a otras personas, cómo resolver problemas, observar detalles y recordar eventos. El éxito intelectual va más allá de la inteligencia pura. Los niños inteligentes hacen preguntas, sienten curiosidad por el mundo que los rodea, son persistentes en la resolución de problemas y en la búsqueda de respuestas. Todas estas cualidades «inteligentes» están influenciadas por los padres.

Claves para el desarrollo intelectual

Los psicólogos han descubierto características clave que se relacionan con el éxito intelectual de un niño, como la crianza, la capacidad de respuesta y la participación.

  • Crianza, tanto física como emocional: Los bebés prosperan con el contacto físico y aquellos que experimentan afecto y retroalimentación positiva tienden a tener mejores resultados cognitivos.
  • Cuidado receptivo: Esto significa no solo responder a las necesidades físicas esenciales de un niño, sino también participar en interacciones de servir y devolver. Los bebés balbucean y esperan que les respondas y entables una conversación. La capacidad de respuesta verbal mejora el desarrollo del lenguaje y también sirve para moldear la reacción emocional y la conciencia de sí mismo del niño.
  • Padres involucrados: Implica una interacción directa uno a uno en la que puedes centrar tu atención en tu hijo. Los estudios han encontrado una relación directa entre el coeficiente intelectual de un niño y la cantidad de tiempo de calidad dedicado a actividades compartidas con sus padres.

Los padres que pueden cultivar relaciones sólidas con sus hijos, en última instancia, están ayudando a formar adultos más productivos. “El amor [de los padres] es una parte importante de la economía”, dice el economista James Heckman. Así que, sigue adelante, usa estos consejos para fomentar el desarrollo intelectual de tu hijo y pasen tiempo de calidad juntos.