Puntos clave:
- Los conceptos matemáticos en los niños pequeños surgen de las experiencias de juego diario.
- Alrededor de los dos años, los niños comienzan a distinguir entre objetos pequeños y grandes, aunque aún no usan números.
- A los tres años, comienzan a entender el principio de las palabras cardinales y demuestran su edad usando los dedos.
- Incorpore preguntas como «¿cuántos?» y el reconocimiento de números en las actividades diarias para desarrollar las habilidades matemáticas de su hijo.
Los niños pequeños aprenden conceptos matemáticos gracias a las experiencias de juego que tienen todos los días. Al principio, mientras tu bebé aprende a bailar al ritmo de una canción, puedes introducir números en las canciones o las rimas. También puedes contar un par de objetos y repetirle la secuencia: “¿Cuántas pelotas hay? Una, dos. Hay dos pelotas”.
Alrededor del segundo año, tu hija comenzará a aprenderse las diferentes partes de cuerpo y sus funciones. Esta será la oportunidad perfecta para introducir los números. “¿Cuántas manos tenemos?», «¿Tenemos una o dos orejas?». Al principio, ella etiquetará cualquier conjunto de cosas con la palabra “dos” y te dirá que las manos tienen dos dedos. Con la práctica ampliará su comprensión y le asignará la etiqueta correcta a las cosas. También comenzará a identificar la diferencia entre uno, dos y muchos.
A esta edad tu pequeña también comenzará a comprender algunos conceptos básicos de las reglas matemáticas. Primero identificará la diferencia entre objetos grandes y pequeños. Entenderá que al agregar uno o dos bloques de juguete a una torre estará haciéndola “más grande”, pero aún no sabrá usar los términos uno, dos y tres. También discriminará entre grupos de diferentes tamaños, pero aún deberá aprender el concepto de “numeroso”. Gracias a la repetición y a la exploración de su ambiente, poco a poco tu hija pasará de ideas matemáticas básicas a conceptos más sofisticados. Si practica y construye torres una y otra vez, esas situaciones repetidas seguirán desarrollando sus habilidades de pensamiento lógico y esto le ayudará a explicar lo que pasa con sus estructuras de bloques.
Estudios muestran que a los dos años los niños comienzan a desarrollar representaciones mentales abstractas y generales de una rutina de conteo. Notarás que si dices “¿Cuántos bloques hay?”, tu hija tal vez piense que tienes más que ella porque tus bloques ocupan más espacio. Cuando se den este tipo de situaciones, trata de explicarle que las dos tienen la misma cantidad de bloques, pero como los tuyos están separados y por eso parecen más. Toma cada uno y cuéntalos lentamente cambiando el acomodo para que ella visualice lo que sucede. Tal vez al principio no le quede claro, pero con el tiempo comenzará a adquirir más habilidades de pensamiento abstracto y lógico. Un día te sorprenderá diciendo “Creí que tú tenías más, pero no es cierto. Las dos tenemos cuatro bloques”.
Investigaciones también establecen que alrededor de su tercer cumpleaños tu hija será capaz de decir su edad y demostrarlo usando los dedos. También comenzará a entender que la última palabra de una secuencia numérica indica cuántos objetos hay; el principio de las palabras cardinales. Los resultados de las investigaciones indican que los niños que comienzan contar, primero aprenden el significado de los números pequeños y luego el de los grandes. Así que, aunque tu pequeña sepa contar hasta cuatro, estará desarrollando de forma escalonada sus habilidades numéricas y de pensamiento.
Estas son dos recomendaciones:
- Pregunta “¿Cuántos hay?” cada vez que puedas. Ayuda a tu hija a entender la respuesta demostrándoselo visualmente. Cuando se repita la situación de contar, ella comprenderá o recordará más fácilmente las acciones concretas.
- Incluye el reconocimiento de números y el conteo en su rutina diaria. Señala los números en el teléfono, cuando salgan a pasear apunta a los números de los buzones o las casa y cuenten los árboles. Cuenten cuántos trozos de fruta hay en su plato. El reconocimiento numérico fomenta otras habilidades numéricas y propicia el desarrollo de habilidades matemáticas más sofisticadas en el futuro. Pronto tu niña será capaz de decirte cuántos trozos de manzana quedan en su plato después de comerse uno.
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