Sigue estos pasos para determinar si tu pequeño presenta señales de déficit de atención, o si por el contrario, su conducta forma parte del desarrollo natural de la infancia.
¿Has notado que tu niño o niña aparenta estar más distraído de lo normal? En ocasiones, dependiendo de la personalidad del pequeño, puede ser completamente normal que sean dispersos y les cueste un poco más de lo normal concentrarse en cualquier actividad, como hacer la tarea, acomodar su habitación o prestar atención en clases. Sin embargo, existe la posibilidad de que el niño tenga déficit de atención, por lo que es recomendable que los padres mantengan una observación constante para actuar en consecuencia.
El déficit de atención en niños se conoce como trastorno por déficit de atención e hiperactividad, TDAH, y aunque muchos padres conozcan poco o nada de ello, es un problema bastante común que afecta a más del 4% de la población mundial, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una de sus particularidades es que no suele aparecer durante la adolescencia o la adultez, sino estrictamente en la etapa de la infancia, para luego desarrollarse progresivamente con el tiempo.
Su nivel de levedad o severidad depende de cada caso específico, por lo que mientras algunas personas logran sobrellevarlo y minimizar sus síntomas eficientemente, a otras se les vuelve más cuesta arriba lidiar con los síntomas y problemas que ocasiona, debido a su naturaleza de trastorno del neurodesarrollo.
Signos y síntomas: ¿Cómo saber si mi hijo tiene déficit de atención?
Si has notado que tu niño o niña olvida con frecuencia hacer la tarea, se nota nervioso o ansioso en situaciones cotidianas, hace cosas sin evaluar antes sus consecuencias o te informan desde la escuela que se ha mostrado disperso y en otra sintonía durante las clases, estas pueden ser señales de un posible problema de trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
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A partir de los seis años es la edad en la que esta afección aparece normalmente en los niños y uno de sus principales síntomas se da cuando los pequeños tienden a fallar al momento de controlar sus impulsos, por lo que actúan o hablan en función de lo que piensan.
Otro disparador claro se presenta cuando evidencian problemas para escuchar atentamente alguna instrucción de los padres o de cualquier persona, mostrándose resistentes a seguirlas o a ejecutar lo que se les ha pedido.
También se muestran indiferentes, desmotivados, poco cuidadosos con los detalles, olvidadizos y desordenados en su día a día.
A menudo, este tipo de conducta suele ser catalogada como mal comportamiento, rebeldía y desobediencia, pero en realidad, es muy probable que se trate de un caso de déficit de atención que debe ser diagnosticado y tratado por un médico especialista.
Durante la aparición de las primeras señales es bastante difícil determinar si se trata de conductas que hasta cierto punto son normales y acontecen a causa del desarrollo natural del niño, o si se trata de un trastorno.
Lo mejor para los padres es aplicar una supervisión pasiva del comportamiento de los niños, y si se llega a notar claramente que la conducta es reiterativa en todos los escenarios en los que se desenvuelve el pequeño, como en casa, en la escuela y durante las actividades recreativas, se recomienda acudir a un médico para diagnosticar un posible caso de déficit de atención, pues no todos los pequeños se muestran hiperactivos. Algunos pueden tener una actitud más pasiva y desmotivada, y aun así tener el trastorno.
¿Cuáles son las causas del trastorno de déficit de atención?
Aunque no se tiene un fundamento científico contundentemente claro sobre cuáles son las causas del trastorno de déficit de atención, los investigadores en la materia afirman que podría ocasionarse a raíz de los genes. Los estudios sugieren también añadir otros factores que podrían incidir de manera considerable en el desarrollo del trastorno de déficit de atención, como la alimentación del niño, las características y variables de su entorno e incluso algunos tipos de traumatismos en el área de la cabeza.
Diagnóstico correcto del déficit de atención
Como lo detallamos en los puntos anteriores, existe una delgada línea que separa los signos y síntomas del niño respecto a su desarrollo normal y al diagnóstico correcto del déficit de atención.
Para concluir con certeza que un niño sufre el trastorno, y que los síntomas que manifiesta son en efecto algo más que una conducta inapropiada temporal, el diagnóstico debe hacerlo un médico especialista.
Lo primero, antes de realizar el diagnóstico, es descartar que las señales de inatención del pequeño se deben a otros problemas de conducta y trastornos, como el de aprendizaje, trastorno bipolar, depresión, ansiedad y estrés postraumático, entre otras enfermedades mentales.
En muchas ocasiones, los niños atraviesan por experiencias traumáticas, como por ejemplo el acoso escolar o bullying, de la que los padres no están al tanto y por eso pasan por alto. Es necesario explorar todas las posibles causas para luego llegar a un diagnóstico definitivo.
Tratamiento del déficit de atención y recomendaciones
El tratamiento del déficit de atención se remite a terapia conductual y de comportamiento, para ayudarlos a sobrellevar las dificultades de conducta que implica el trastorno. Para lograrlo, es de suma importancia el apoyo de los padres, quienes deben ser capacitados y educados previamente en función de servirles para dicho fin.
La alimentación juega también un rol fundamental en el desarrollo de niños con déficit de atención, por lo que seguir una dieta apropiada les será de gran utilidad en todas las etapas de su vida, desde la infancia hasta la adultez. Lo mismo sucede con la actividad física: entrenar su cuerpo les ayudará mucho a tener éxito en el tratamiento.
En el caso de los niños más pequeños, con edades de entre 6 y 8 años, los padres pueden considerar intervenir el entorno que les rodea a su favor, para reducir al máximo cualquier tipo de distracciones que los puedan alejar más del objetivo, que es enseñarlos a mantener la concentración en actividades específicas y a comprender el mundo sin que se sientan demasiado afectados a nivel psicológico y social.
El comportamiento típico de desarrollo comparado con el de déficit de atención
Cuando las condiciones de ambiente, tono del discurso del adulto y contenido del mensaje están bien direccionadas hacia cumplir el objetivo de enseñar, transmitir una idea o encomendar una tarea a un niño, lo normal es que éste o ésta se muestre receptivo a cumplirla, sin mayor resistencia a escuchar, captar el mensaje y ejecutar una acción.
En contraste, los niños con déficit de atención, ante las mismas situaciones y bajo las mismas condiciones, demostrarán cierta dificultad para recibir el mensaje y comprender las ideas, ya que se mostrarán extremadamente distraídos, como fuera de lugar al momento de enfocar su atención en lo que se les está diciendo o encomendando.
Algo parecido sucede con los niveles de motivación: siempre que un niño con desarrollo típico encuentra una actividad que le llama la atención, como jugar videojuegos, aprender a tocar un instrumento musical o practicar algún deporte, dedica gran parte de su energía y empeño a cubrir los detalles que rodean dicha actividad, y lo hacen de manera voluntaria, por iniciativa propia.
Ante estos escenarios, los pequeños con déficit de atención difícilmente prestarán atención a los detalles que implica explorar actividades que sean de su agrado, por lo que pueden llegar a hacerlo de manera muy desprolija y deficiente, sin ninguna intención. Esto provoca que, naturalmente, cometan errores durante la ejecución de las actividades, ocasionando que algunas veces ni siquiera alcancen a terminarlas o a realizarlas por completo.
¿Se puede prevenir el déficit de atención?
Aunque la respuesta a si puede prevenirse el déficit de atención en niños todavía es incierta, diversos expertos en la materia afirman que es posible detener o minimizar el desarrollo profundo del trastorno, aplicando una serie de medidas.
Entre las acciones preventivas que pueden considerarse, está el apoyo constante de los padres en cuanto al desarrollo emocional, psicológico y social del niño. Servirles de guía durante su etapa inicial de crecimiento, aprendizaje y socialización es indispensable para los pequeños.
Crecer en un ambiente familiar estable y no disfuncional, equilibrado en cuanto a las relaciones interpersonales y con un orden preciso de actividades escolares, recreativas y personales, en las que se incluye el afecto y el establecimiento de normas, les ayudará a los niños con principios de déficit de atención a sobrellevar su vida con éxito.
Por último, es fundamental que reciban una buena educación, por lo que el rol de profesores y tutores juega un papel importante que puede llegar a marcar la diferencia en sus vidas.Si tienes más dudas sobre cómo puede afectar el déficit de atención a los niños y quieres saber cuáles son las mejores recomendaciones para tu caso específico, te invitamos a descargar de forma gratuita la app de Kinedu para obtener la guía de nuestros expertos en desarrollo infantil, con sesiones privadas para tratar este y otros temas.