Puntos clave:
- La orientación a metas de dominio se asocia con cualidades positivas como la perseverancia, la búsqueda de desafíos y el deseo de aprender, mientras que la orientación a metas de desempeño se centra en mostrar competencia frente a los demás.
- Los padres tienen una gran influencia en la disposición del niño a aprender y pueden promover el deseo de aprender asociando el aprendizaje escolar a las actividades de la vida cotidiana, ofreciendo varios tipos de experiencias, haciendo que el niño se sienta competente, entusiasmado por aprender y centrándose en el aprendizaje.
- Proporcionar un entorno orientado al dominio, donde las preocupaciones por superar a los demás sean pequeñas, puede ayudar a mantener una mentalidad orientada al dominio en los niños.
- La competencia es un motivador clave para los niños, y los padres deben tener cuidado con las declaraciones alentadoras, centrándose en las cosas específicas que el niño ha logrado y restaurando la confianza cuando los niños se sienten desanimados.
Todos queremos criar niños motivados. No solo porque esto puede conducir a buenas calificaciones en la escuela, sino porque el deseo de aprender es un factor importante para el éxito en la vida.
Ayudar a los niños a desarrollar su pasión por el aprendizaje es una gran virtud. Cuando un niño tiene el deseo de aprender, comprende más, recuerda la información durante más tiempo y es más persistente y entusiasta al enfrentarse a desafíos. Idealmente, todos quisiéramos que nuestros hijos se enfocaran en el aprendizaje, en lugar de en las calificaciones; que buscaran mejorar y no solo demostrar su inteligencia; y que disfrutaran del proceso de aprender.
Tipos de orientación basada en objetivos
En general, hay dos tipos de orientación basada en objetivos: la del dominio y la del desempeño. La orientación hacia el dominio se centra en el aprendizaje y la mejora continúa, mientras que la orientación hacia el desempeño se centra en mostrar competencia frente a los demás. Los psicólogos han descubierto que tener una orientación hacia el dominio tiene los mayores beneficios. Algunas de sus cualidades positivas incluyen la perseverancia, el deseo de aprender y la búsqueda de desafíos para seguir mejorando.
Una investigación realizada por el psicólogo Paul O’Keefe, de la Universidad de Stanford, mostró que la exposición a un entorno orientado hacia el dominio tenía efectos a largo plazo. En su estudio, los alumnos que estuvieron expuestos a un entorno que enfatizaba el aprendizaje por placer, y donde la preocupación por superar a los demás era casi nula, ¡mantuvieron una mentalidad orientada hacia el dominio 6 meses después! Estos alumnos estuvieron inmersos en ese entorno durante un programa de verano, pero se demostró que, una vez que se ha fomentado y reforzado una orientación basada en el dominio, los patrones de motivación persisten a largo plazo.
Promueve el deseo de aprender de tu hija
Pero, ¿cómo fomentar en los niños una mentalidad que se centre en el compromiso, en el entusiasmo por el aprendizaje, además de promover la resiliencia?
Resulta que los padres son la clave; ellos tienen una gran influencia en el deseo de aprender de un niño. Sin embargo, los padres no siempre saben cómo brindar el estímulo adecuado. Aquí hay seis estrategias que pueden impulsar el deseo de tu pequeña por aprender y alcanzar el éxito:
1. Asocia el aprendizaje escolar con actividades de la vida cotidiana
Cuanto más vea tu hija la conexión entre lo que aprende y lo que experimenta en la vida real, más se interesará por aprender sobre el tema. Puedes iniciar conversaciones, planear un viaje o relacionar el tema con eventos familiares o personas de la vida diaria de tu pequeña. Por ejemplo, si tu hija está leyendo un libro, intenta preguntarle si el personaje principal se parece a alguien que conoce o si el escenario de la historia es como un lugar que hayan visitado antes.
2. Ofrece varios tipos de experiencias
Los viajes familiares o incluso ir al supermercado pueden despertar la curiosidad de un niño. ¡Recuerda que exponer a tu hija a diversas experiencias puede darle muchas oportunidades de aprendizaje y aumentar su deseo de explorar! Las visitas al parque, museos, ferretería, mercados o al mar pueden reforzar lo que los niños aprenden en los libros y en la escuela.
Si tu hija tiene dificultades con un tema, intenta realizar actividades sencillas y divertidas para que se interese en algo relacionado con ese tema. Por ejemplo, si tiene problemas con las matemáticas, pueden cocinar juntas para enseñarle sobre las medidas. O si no le interesa un libro en particular, puedes iniciar una conversación sobre cómo se relaciona con sus experiencias o con su familia.
3. Haz que tu hija se sienta competente
Nada motiva más a los niños (¡y a los adultos!) que sentirse competentes. Una parte importante del desarrollo de la competencia es tener cuidado con los elogios que le diriges a tu hija. Hemos hablado de esto en publicaciones anteriores, pero te recordamos que debes evitar elogiar la inteligencia de tu pequeña o felicitarla por cosas vagas.
Trata de reconocer sus logros y dale la oportunidad de demostrar lo que ha aprendido en el proceso. Por ejemplo, puedes decir: “¡Trabajaste muy duro en tu dibujo! Me gustó mucho cómo usaste los colores. Cuéntame más sobre qué significan”. Recuerda que cuando estés dando retroalimentación, es mejor ser específica sobre lo que te gustó y hacer preguntas al respecto, de esa manera tu hija se sentirá competente sobre las habilidades que está adquiriendo.
Una parte inevitable de todo proceso de aprendizaje es sentirse desanimado. Los niños seguramente se sentirán así en algún momento, entonces, ¿qué puedes hacer en esta situación? Recuérdale a tu pequeña lo que ya sabe para fomentar su confianza en sí misma, recuérdale que ha podido abordar con éxito tareas similares en el pasado y que también podrá superar eso. Además, evita decir que algo «es fácil» para animar a tu hija. Se ha demostrado que esto es contraproducente y hace que las personas se sientan incompetentes. Cuando tu hija tenga dificultades con una tarea, reconoce la dificultad de la misma y ayúdale dándole sugerencias constructivas.
4. ¡Entusiásmate por el aprendizaje! El deseo de aprender es contagioso, ¡transmítelo!
Si a tu hija le apasiona algo, ¡demuestra entusiasmo y anímala a explorar más sobre el tema! Una forma eficaz de aprender sobre diferentes temas es a través de los libros, por lo que es buena idea desarrollar el hábito de la lectura en familia. Recuerda que eres el modelo a seguir de tu hija, por lo que cuando lees libros y revistas por placer, mandas el mensaje de que leer es divertido. Puedes empezar a leerle a tu pequeña desde los primeros meses; recuerda, cuanto antes mejor. Esta actividad no solo es útil para crear lazos afectivos, sino que también es una forma eficaz de desarrollar habilidades lingüísticas.
5. Concéntrate en el aprendizaje de tu pequeña, no en sus calificaciones
Desafortunadamente, las expectativas sociales y académicas ejercen mucha presión y ansiedad innecesarias en los niños. Puedes disminuir esas preocupaciones centrándote en lo que tu hija aprende, en lugar de en sus calificaciones. Por ejemplo, pídele que te cuente más sobre un proyecto escolar, en lugar de preguntarle qué calificación obtuvo. Además, evita comparar a tu hija con sus amigos, hermanos o compañeros; recuerda concentrarte en su progreso.
6. Ve el fracaso bajo una luz positiva
Como mencionamos en publicaciones anteriores, considera al fracaso como una buena oportunidad de aprendizaje. Dale a tu hija suficiente libertad para tomar decisiones, pero recuérdale que estás ahí si necesita ayuda. Asegúrate de recordarle que las personas que no cometen errores no aprenden nada nuevo. Siempre que tu hija falle en algo, repasen la tarea y traten de averiguar juntas dónde estuvo el error o qué parte no entendió.
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