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Cómo estar presente con tu hijo

papá e hijo jugando en los columpios

Como padres, todos sabemos hacer cosas simultáneamente. Tenemos que hacerlo, después de todo hay que cambiar pañales, contestar correos y consolar a nuestro bebé que comenzó a llorar. Muchos padres prosperamos, o más bien sobrevivimos, gracias a nuestra habilidad de concentrarnos en varias cosas a la vez.

Sin embargo, el hecho de que esta aptitud vaya al alza ha despertado una mayor preocupación por un fenómeno que los expertos en infancia temprana llaman “crianza distraída” o “crianza de atención parcial”. Y si bien nosotros no nos damos cuenta de ello, nuestros hijos sí.

Para examinar los efectos de la crianza distraída en la conducta de los niños, expertos del Centro Médico Infantil Cohen en Nueva York observaron a cuidadores en siete parques diferentes durante periodos de 20 minutos. Encontraron que el 74% de los cuidadores estaban distraídos y no solo por mirar sus teléfonos celulares. Hablar con otros adultos sumaba un 33% de las distracciones, mientras que se observó que otro 37% de los padres comía, bebía, buscaba algo en el bolso o leía.

Comer o ponerse al día con los correos del trabajo mientras nuestros hijos juegan no parece ser muy grave, pero el 30% de los pequeños estudiados participaron en conductas de alto riesgo como “caminar por el tobogán, lanzar arena, deslizarse con la cabeza por delante, empujar a otros niños o saltar desde columpios en movimiento”. Cinco de los hijos de padres distraídos sufrió una caída durante las observaciones.

Los riesgos de la “crianza distraída” van mucho más allá de cuestiones de seguridad; no prestarles atención a nuestros hijos también tiene efectos adversos en su desarrollo socio afectivo.

Los niños crean conexiones neuronales fundamentales a través de sus interacciones, y los primeros 5 años de vida son claves para construir una base neurológica sólida. Los bebés no se cansan de nosotros y dependen de un sistema de señales emocionales construido a base de una comunicación sensible y consciente (las interacciones de “servir y devolver”) para desarrollar su cognición. Sin nuestra atención, estas conexiones se ven afectadas.

Incluye el mindfulness en tus rutinas diarias.

Así que, ¿qué pueden hacer para mantenerse concentrados?

Todos nos beneficiamos de una dosis saludable de mindfulness, es decir, el estar presente en el momento. Estar consciente de lo que los rodea, aunque sea durante un par de minutos al día, puede ser emocional y psicológicamente muy benéfico para ustedes y para su hijo.

Estar en el presente es más difícil de lo que parece, pero hay muchas maneras sencillas de incluir el mindfulness en sus rutinas diarias:

  • Guarden los celulares cuando pasen tiempo en familia.
  • Cuando monitoreen el juego de su pequeño, tomen un rol activo desde la distancia. Hagan observaciones, sugieran cambiar de juguete o celebren todos los logros de su hijo, por más pequeños que sean.
  • Participen. ¡Siéntense en el suelo y manos a la obra! Pasar tiempo de calidad con su pequeño fortalecerá el vínculo que tienen con él y le dará retroalimentación cognitiva vital.
  • Sean curiosos. La monotonía de la rutina diaria puede cegarnos y evitar que observemos todo lo que nos rodea. Durante los años de desarrollo temprano, su hijo cambia de formas evidentes e imperceptibles todos los días. ¡No se lo pierdan! Tómense unos minutos para maravillarse con el crecimiento de su pequeño.
  • Los 5 “minutos de oro”. Esta técnica se usa mucho en Terapia Familiar. En ella los padres le dedican 5 minutos diarios de completa atención a cada uno de sus hijos. Pueden pasarlos jugando, acurrucados en la cama, leyendo un cuento, bailando, etc.; denle prioridad a pasar tiempo de calidad con su hijo todos los días.

¡Disfrútelo!Para leer más sobre la investigación original haz clic aquí.

Más información sobre cómo practicar el mindfulness con su pequeño.


Olivia Maitret es una psicóloga con especialidad en Educación y una maestría en Terapia Sistémica Breve. Es instructora de mindfulness y se especializa en el tratamiento de problemas de aprendizaje. Olivia pasó cuatro años como profesora de preescolar, tres como consejera escolar y le enseña a niños a meditar. Es una psicoterapeuta familiar y le entusiasma apoyar a padres y profesores de todo el mundo para que continúen participando e involocrándose en el desarrollo infantil.

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