Cuando estás embarazada, la intoxicación alimentaria puede confundirse con la típica náusea matutina o algún otro problema estomacal. Pero si los síntomas te toman desprevenida, se sienten diferentes a tus malestares habituales, o si te arriesgaste comiendo algo en mal estado, es posible que te hayas enfermado.
No te preocupes, lo más importante es mantener a tu bebé seguro. Generalmente, la intoxicación alimentaria no afecta a tu bebé, incluso si te sientes terrible. Pero ten cuidado, algunas bacterias como la listeria pueden ser peligrosas para tu pequeño. Afortunadamente, es raro contraerlas si evitas los alimentos crudos y no pasteurizados. Ahora, ¿cómo combatir este malestar? Lo más importante es evitar la deshidratación, ¡bebe agua como si no hubiera un mañana! Toma pequeños sorbos al principio y luego aumenta las cantidades. Puedes mezclar una bebida energética con agua para reponer los electrolitos perdidos, ¡pero no te excedas con los azúcares! Obviamente, consulta a tu médico, quien te dará instrucciones para asegurarse de que te sientas mejor pronto y tú y tu bebé estén sanos y seguros. Si te sientes muy deshidratada y los vómitos y la diarrea no cesan, es posible que necesites recibir líquidos intravenosos. Para evitar esta desagradable experiencia, aquí tienes algunos consejos: *No consumas alimentos crudos. ¡Cocina todo muy bien! *Mantén los alimentos crudos separados de los listos para comer. *Controla la temperatura y refrigera o congela los alimentos. *Lávate las manos antes de comer y después de usar el baño. *Asegúrate de que todos los platos y utensilios que uses estén bien limpios. *Calienta los embutidos antes de comerlos (pero trata de evitarlos por completo). *Las frutas y verduras también deben lavarse y desinfectarse. *Presta atención a la fecha de caducidad, no la ignores. *Aunque sea tentador, evita comer fuera de casa. Recuerda, ¡la salud es lo primero! Así que cuídate mucho y disfruta del embarazo sin sustos innecesarios. |
Hora de Dormir
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