Hablemos de la oxitocina: la hormona del amor. Esta maravillosa hormona está vinculada al apego, la felicidad, el amor y hasta los orgasmos. Cuando llega el final del embarazo y tu bebé está a punto de salir a escena, los niveles de oxitocina se disparan. La oxitocina es como el director de orquesta que prepara tu cuerpo para el parto, dando paso a esas poderosas contracciones del útero. Una vez que el bebé sale a saludar, la oxitocina sube aún más para ayudar a expulsar la placenta. Pero ojo, hay ciertos factores que pueden jugarle una mala pasada a la producción de oxitocina durante el parto. El miedo, la ansiedad, la anestesia o incluso el enojo pueden reducir la producción de oxitocina, y es entonces cuando el médico entra en acción con la oxitocina sintética, también conocida como Pitocina.
Pero espera, ¡hay más! La oxitocina no solo se limita a darle la bienvenida al bebé. ¿Te has preguntado porqué sientes ese amor instantáneo y esa conexión profunda con tu bebé? Es gracias a la oxitocina. Además, esta hormona también está detrás de la magia de la lactancia, haciendo que la leche fluya para que tu bebé pueda disfrutar de su festín.
La producción de la «hormona del amor» es uno de los papeles estelares en nuestra vida física y psicológica. No solo permite que los bebés lleguen al mundo, sino que también favorece ese cuidado y apego tan especial con los padres, aumentando las posibilidades de supervivencia. ¡La oxitocina, siempre haciéndonos sentir en las nubes!