Durante el embarazo, ocurren un montón de cambios en el cuerpo de la mujer, ¡es como un torbellino de transformaciones! Uno de estos cambios es la fluctuación hormonal, que provoca que los músculos del cuerpo y del sistema digestivo se relajen y den lugar a esos molestos síntomas estomacales, como la indigestión. La indigestión es una invitada común durante el embarazo y trae consigo un sinfín de síntomas desagradables como reflujo, dolor, acidez, e hinchazón del abdomen.
A medida que avanzas en tu embarazo, hay una mayor probabilidad de experimentar indigestión. Esto pasa porque conforme el útero se expande para acomodar a tu bebé en crecimiento, ejerce presión sobre órganos cercanos, como el estómago y los intestinos. ¡Imagínate esa presión extra dificultando tu digestión normal! Cuando llega el tercer trimestre, estos síntomas tienden a intensificarse, así que es mejor estar preparada y seguir algunos consejos para prevenir o reducir la indigestión.
Ahora, la indigestión tiene su parte positiva. Sí, aunque pueda parecer contradictorio, ¡le trae beneficios a tu bebé! Verás, aunque a ti te cause molestias, la lentitud de tu sistema digestivo le brinda a tu bebé más tiempo para absorber los nutrientes que necesita para su desarrollo. La indigestión vuelve lento el proceso de movimiento de los alimentos a través del sistema digestivo, permitiendo que los nutrientes sean absorbidos lentamente en tu torrente sanguíneo y, después, transferidos al bebé a través de la placenta.
