Calentar y enfriar antes y después del ejercicio es más importante de lo que parece. Aunque con nuestra vida a toda velocidad, es fácil olvidarlo y querer lanzarse directo a la acción.
Pero un momento, ¡no lo hagas! Aquí tienes unas razones por las que es importante tomarse el tiempo para el calentamiento y enfriamiento (¡especialmente ahora que estás embarazada!). El calentamiento prepara a tus músculos y cuerpo para aguantar el ejercicio y le da un empujoncito al flujo sanguíneo. Por otro lado, el enfriamiento baja tu ritmo cardíaco y regresa a tu cuerpo a su temperatura normal. Si pasas de largo estas dos etapas, puedes terminar mareada y con náuseas, e incluso podrías lastimarte.
¿A quién le gusta caerse o hacerse daño? ¡A nadie! Así que mejor tómate el tiempo de calentar y enfriar cada vez que te ejercites. Los calentamientos y enfriamientos suelen tomar unos 10 minutos y pueden incluir cosas como dar una caminata y hacer ejercicios de estiramiento.
Hablando de estiramientos, son tu boleto para mantener la flexibilidad durante el embarazo y prevenir dolores y músculos tensos. Tu cuerpo está cambiando un montón en esta etapa, así que no le exijas lo mismo que antes. ¡Adáptate y fluye!
Te dejamos unos consejos para aprovechar al máximo tus estiramientos:
* Ve despacio y suave (así tus ligamentos se pueden relajar).
* No te fuerces en ningún estiramiento, no se trata de una competencia.
* Nada de saltos o movimientos bruscos.
* No te estires de más, no te fuerces ni te lleves al límite (el split completo lo dejamos para más adelante).
* Respira, respira, respira (no aguantes la respiración).
* Si a veces sufres de dolores de espalda, estirar puede ayudarte a aliviarlos (¡una pelota Bosu será tu mejor aliada!).
Para el primer trimestre, olvídate de estirar boca arriba, ya que puede afectar el flujo sanguíneo hacia tu bebé. Escucha a tu cuerpo, disfruta de esas endorfinas que liberas al hacer ejercicio y ¡no olvides calentar y enfriar!