Seguramente has escuchado hablar sobre esos famosos “estirones” que dan los niños donde parece que se agigantan de la noche a la mañana. Pues, a ese cambio se le conoce como brote de crecimiento y en este artículo te platicamos sobre las etapas en las que estos brotes se dan y cómo identificarlos para que estés preparada.
¿Qué es un brote de crecimiento?
Aunque es cierto que los niños se encuentran en constante desarrollo, un brote de crecimiento ocurre cuando ese crecimiento se acelera en cuestión de días (normalmente alrededor de siete a diez días). Esto, aunque no sea frecuente, es algo perfectamente normal. Sobre todo, durante el primer año de vida de los pequeños. Por eso es importante aprender a identificarlos.
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Comencemos por los cambios constantes
En promedio, de los cero a los cuatro meses, los bebés aumentan de 155 a 241 gramos por semana; de los cuatro a los seis meses entre 92 y 126 gramos; y de los seis a los doce meses entre 50 y 80 gramos. Mientras que, por su estatura, los bebés crecen aproximadamente 2.5 centímetros por mes durante sus primeros seis meses y 1.27 centímetros por mes hasta cumplir el año. Suena a que no es mucho, pero para que te des una idea, a lo largo de su primer año, tu bebé puede crecer un 50% en relación con su tamaño al nacer.
Ahora, puede que no notes estos cambios, precisamente porque son graduales, a menos de que le tomes una foto a tu bebé cada que cumpla un mes o que un familiar o amistad que veas ocasionalmente te lo comente. Sin embargo, los brotes de crecimiento son mucho más notorios.
¿Cuándo ocurren?
Los brotes de crecimiento ocurren con poca frecuencia, pero aparecen desde el nacimiento hasta la adolescencia. En general, durante su primer año de vida hay tres momentos clave en los que ocurren estas crisis de crecimiento y coinciden con la etapa de lactancia:
- A las tres semanas de nacido, que es cuando tu bebé empieza a pedirte más leche y tiene un mayor aumento de peso.
- A las seis semanas, cuando cambia la composición de la leche materna.
- A los tres meses, cuando empiezan a ocurrir grandes cambios en el desarrollo del cerebro del bebé.
Es por estos grandes y acelerados cambios en el crecimiento por lo que se recomienda dar pecho a los bebés al menos durante sus primeros seis meses ya que necesitan de la leche materna para desarrollarse plenamente. Por supuesto, más adelante estos brotes serán compensados con una alimentación sólida y balanceada.
Después de su primer año los brotes se vuelven mucho menos frecuentes y el crecimiento volverá a ser algo constante. En promedio los niños crecen cinco centímetros por año hasta llegar a la pubertad donde pueden llegar a crecer hasta diez centímetros anuales.
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Señales de brotes de crecimiento
- Hambre
Como ya te habrás dado cuenta, el incremento en el hambre es la señal más clara de que tu pequeño está atravesando por un brote de crecimiento. Si se trata de un recién nacido, notarás que en esos días pasará más tiempo pidiéndote pecho y succionando incluso cuando ya no quede leche. No te preocupes o creas que no puedes darle lo suficiente, el acto de succionar un poco más de lo normal estimula al pecho para incrementar la producción de leche, por lo que en un par de días tu bebé quedará nuevamente satisfecho.
Una vez que pase a la alimentación sólida puede que el cambio en el hambre sea más evidente en algunos niños. Es importante que te mantengas al pendiente para notar si se trata de un incremento de apetito temporal que corresponde al estirón o si está pasando a ser un hábito que desequilibre su alimentación.
- Sueño
Así como los niños necesitan más comida para crecer, otro de los indicadores de que están atravesando un brote de crecimiento es el cambio en su sueño. En la mayoría de los casos se nota que los niños tienen más sueño de lo usual y esto se debe a que su cuerpo necesita mayor reposo. Aunque en otros pequeños lo que ocurre es una alteración temporal del sueño donde vuelven a despertar en medio de la noche.
A veces esta alteración se debe precisamente a que por su mismo cansancio los niños extienden su siesta y toman horas de su sueño nocturno. Por eso es esencial que en todo momento cuides del descanso de tu pequeño y procures siempre mantener su rutina de sueño. Sobre todo, si está dando el estirón.
- Irritabilidad
Ya sea que tu pequeño esté en sus primeros meses o que ya esté en edad de hablar, seguramente podrás notar cambios en su humor y comportamiento. Tanto por el incremento en el hambre y el exceso de sueño, puede que se sienta particularmente incómodo y eso lo lleve a sentirse desesperado.
En parte esto tiene que ver con su incapacidad para expresar lo que siente, pues aún si ya habla, no quiere decir que esté consciente o entienda lo que le está pasando. Lo único que queda es tener paciencia y educar con amor a tu pequeño para guiarlo a través de su confusión. Puedes ayudarle a identificar lo que está experimentando con preguntas abiertas como “¿Qué sientes?”. Si tu bebé ya está en edad de caminar, recuerda probar también con ejercicios de mindfulness o yoga para niños para que desde pequeño conozca las señales de su cuerpo, mente y emociones.
- Dolor
Otra consecuencia de un brote de crecimiento puede ser una sensación de dolor, particularmente en las piernas. La buena noticia es que se trata de un dolor benigno, es decir que no es provocado por una enfermedad y por lo general no pasa de ser un simple malestar. Invita a tu niño a realizar movimientos suaves como sentarse en el sueño y estirar sus piernas poco a poco.
Si este dolor pasara a ser más frecuente o agudo, es importante que lleves a tu pequeño a una revisión médica para asegurarte de que todo esté en orden y que no se trate de otro tipo de afección.
En general recuerda siempre monitorear los cambios en tu bebé. Durante sus primeros años de vida te encontrarás con muchos de ellos ya que estará atravesando constantemente etapas de su desarrollo. Si quieres saber más sobre cómo ayudar a tu pequeño para que ese desarrollo sea pleno y equilibrado, te invitamos a descargar la app de Kinedu donde encontrarás ejercicios, métodos y consejos para acompañarlo.