Puntos clave:
1. Los bebés pueden aprender un segundo idioma en solo una hora al día con un programa basado en juegos.
2. El bilingüismo mejora las habilidades cognitivas, especialmente la resolución de problemas.
3. Los investigadores desarrollaron un método basado en la investigación cerebral para enseñar inglés a bebés de familias hispanohablantes.
4. Los bebés en el grupo de intervención mostraron un aumento significativo en la comprensión y el habla en inglés.
¡Los investigadores han descubierto un programa educativo basado en juegos que es capaz de ayudar a los bebés a aprender un segundo idioma con solo una hora al día!
Los científicos y los padres siempre han estado interesados en conocer las ventajas de aprender una segunda lengua. ¿Cuáles son estas ventajas y cómo ayudan al desarrollo cognitivo? Se ha demostrado que el bilingüismo mejora las habilidades cognitivas, especialmente las habilidades para resolver problemas.
Una pregunta que los padres y maestros siempre hacen es cómo fomentar el aprendizaje del segundo idioma. ¿Pueden los bebés de familias monolingües comenzar a desarrollar habilidades bilingües si les damos las oportunidades y experiencias correctas y adecuadas?
Para responder a estas preguntas, los investigadores inventaron un método basado en juegos y un plan de estudios para enseñar un segundo idioma a bebés de entre 7 y 33.5 meses. El programa se basa en las últimas investigaciones del cerebro, implementando el juego y las interacciones en la enseñanza del lenguaje. Los primeros maestros formados en el programa fueron 16 estudiantes de la Universidad de Washington. Después de su formación en I-LABS (University of Washington Institute of Learning and Brain Sciences), enviaron a los estudiantes a Madrid a trabajar como tutores de inglés para ver si podían enseñar un segundo idioma a bebés de familias españolas. Trabajaron con 280 bebés y niños de familias de diferentes niveles de ingresos. Una mitad fue asignada al azar al grupo de intervención y recibió una hora de inglés al día, siguiendo el nuevo método durante 18 semanas, mientras que la otra mitad recibió el programa bilingüe estándar de la escuela madrileña. Ambos grupos de niños fueron evaluados en español e inglés al inicio y al final de las 18 semanas.
En todas las evaluaciones, los bebés del grupo de la intervención mostraron un mayor aprendizaje en comprensión y producción del idioma inglés. En promedio, mostraron 5 veces más ganancias en el habla inglesa que el grupo de control. Y su español continuó desarrollándose durante el estudio y no se vio afectado por este estudio.
Podrías preguntarte, ¿recordaron estos bebés lo que habían aprendido? Volvieron a evaluar a los niños 18 semanas después y se demostró que habían retenido lo que habían aprendido. Además, las ganancias en el idioma inglés fueron similares entre los niños que asistían a escuelas de barrios de bajos ingresos y los niños inscritos en escuelas ubicadas en zonas de ingresos medios. Esto sugiere que el factor económico no afecta la capacidad para aprender una segunda lengua.
Patricia Kuhl, co-directora del Instituto para el Aprendizaje y las Ciencias del Cerebro, menciona: «La ciencia indica que el cerebro de los bebés es el mejor dispositivo de aprendizaje en el planeta y el aprendizaje infantil de los idiomas es sensible al tiempo. El cerebro humano nunca tendrá la misma capacidad de aprender un segundo idioma como lo tiene en los primeros 3 años de vida».
Este estudio demuestra que, independientemente del entorno de un bebé, los niños son capaces de aprender un segundo idioma si se les da el enfoque correcto basado en la ciencia.
Pero ¿cuál fue la clave para ayudar a los niños a incrementar sus habilidades de comprensión y producción en un segundo idioma? La respuesta es el «parentese«, el estilo de habla que los padres adoptan al hablar con su bebé, el cual usa gramática más simple, un tono más agudo y exagerado, y extiende las vocales.
El parentese no debe confundirse con el baby talk el cual es una combinación de palabras inventadas y no siempre sigue las reglas gramaticales. Por el contrario, el parentese usa palabras reales y una gramática correcta, pero emplea un tono de voz más agudo, una cadencia más lenta y exagera la entonación. Por ejemplo, cuando se presenta un alimento nuevo, los padres dicen frases como «Hoooola, bebée. ¿Quieeeres plátanoooo? Saaabeee riiicooo.»
Los expertos del Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington explican que el tono agudo le ayuda a los niños a concentrarse en su cuidador y en los objetos que forman parte de las interacciones comunicativas. También, las pausas entre las palabras y el ritmo más lento le dan tiempo al bebé para participar en este diálogo. Por lo tanto, al igual que el parentese es importante para la adquisición de la lengua materna, también estimula el aprendizaje bilingüe.
Estos son algunos consejos para ayudar a tu pequeño a aprender un segundo idioma. La American Speech-Hearing Association sugiere:
- Leerle a tu hijo en los dos idiomas. Busca libros bilingües o en la lengua que quieras enseñarle y léele todos los días. No necesitas leer todos los cuentos en un mismo día. Lee 10 o 15 minutos de un libro y escoge otro al día siguiente.
- Cantar. Preséntale el segundo idioma a tu pequeño a través de canciones y rimas.
- Programas de idiomas. Los niños pueden practicar sus dos idiomas en campamentos o con programas de escuelas bilingües.
Recuerda que aprender otra lengua no causará problemas en el habla o afectará la adquisición del lenguaje de tu hijo. Reno Nargunde, un psicólogo certificado por el programa del Consejo Británico de Habilidades Básicas, explica que los niños bilingües desarrollan habilidades lingüísticas de la misma forma que otros pequeños. No existe evidencia científica en los estudios más recientes que sugieran que los niños bilingües tardan más en hablar que los niños monolingües .
A final de cuentas, lo más importante es participar en interacciones de calidad con tu hijo en el idioma que le quieras enseñar para así poder fomentar su aprendizaje de una segunda lengua.
Referencias: