Puntos clave:
- El desarrollo motor grueso es más que solo movimiento y conduce a una mejor comprensión del entorno físico y social.
- El desarrollo motor grueso requiere una combinación de maduración neuronal programada y constancia en el ejercicio diario.
- La capacidad de agarrar ocurre antes del nacimiento, y el alcance exitoso generalmente se logra alrededor de los 4 meses, lo que lleva a una mayor exploración del mundo físico.
- Caminar afecta la cognición y el desarrollo social del bebé, y la práctica acelera el proceso de dominio de esta habilidad.
El desarrollo psicomotor implica mucho más que solo movimientos, también conduce a una comprensión del entorno social y físico que nos rodea.
Una vez que un bebé domina los hitos motores, sus experiencias se ampliarán y su percepción del mundo mejorará drásticamente. La adquisición de habilidades de motricidad gruesa está acompañada de un mayor sentido de independencia, una mayor autoestima, el fortalecimiento de los músculos y una mejor coordinación entre los circuitos neuronales. Además, la velocidad con la que tu bebé adquiere sus habilidades motrices tiene poca relevancia para su coeficiente intelectual o rendimiento cognitivo, siempre y cuando se encuentren dentro de un rango normal.
¿El desarrollo psicomotor ocurre de forma natural?
Antes se pensaba que las habilidades motrices se desarrollaban de forma natural, pero ahora sabemos que la crianza también juega un papel importante en el refuerzo de estas habilidades. En otras palabras, el desarrollo psicomotor necesita una combinación de una secuencia programada de maduración neuronal y la práctica del ejercicio diario. La corteza motora es una de las primeras áreas del cerebro que muestra actividad eléctrica, pero tarda varios meses en madurar por completo. Por lo tanto, la maduración neuromuscular crea un “cableado” en el cerebro y su ritmo de crecimiento determina esta progresión, pero sin dicha maduración neuromuscular, la práctica no influirá en absoluto en el desarrollo de la motricidad.
El camino hacia el desarrollo de la motricidad gruesa
La capacidad de agarrar objetos se tiene desde antes de nacer, aunque esta acción es simplemente un reflejo que desaparece a los dos meses. Esta fase se llama “extensión fija” porque implica una extensión del brazo mientras el bebé mantiene los puños cerrados. Normalmente, agarrar cosas exitosamente se logra alrededor del cuarto mes, y para el sexto mes, la acción ya es más precisa y controlada. Una vez que tu bebé haya dominado sus habilidades para tomar cosas, comenzará a explorar el mundo que lo rodea.
Caminar también impacta la cognición de tu bebé. Cuando domine esta habilidad, experimentará un avance en su desarrollo cognitivo y social. Sin embargo, para llegar a este punto tu pequeño debe haber desarrollado su equilibrio y fuerza. La acción de caminar necesita del sistema generador de patrones central (GPC), una red que desencadena la actividad muscular rítmica. El GPC madura temprano, lo que explica la existencia del reflejo de caminata en el que un bebé intenta dar pasos cuando lo sostienen verticalmente y sus pies tocan una superficie lisa.
Sin embargo, caminar correctamente requiere de un sistema nervioso completamente maduro. Por un lado, las áreas cerebrales que controlan los movimientos de las piernas son fundamentales, así como los sistemas sensoriales y motores que trabajan el equilibrio y la postura. El crecimiento de tu bebé también mejora su equilibrio debido a la nueva proporción de su cuerpo. Por otro lado, practicar cómo caminar es muy importante porque, aunque la médula espinal y el GPC pueden producir un patrón de pasos, la corteza decide cuándo comenzar a caminar y, por lo tanto, ajusta el GPC para que coincida con el entorno que el bebé está tratando de recorrer.
Los primeros pasos crean varias conexiones en el cerebro que son necesarias para aprender a caminar como un adulto, ¡y la práctica acelera este proceso! Varios estudios sugieren que los bebés que ejercitan este hito desde temprana edad, tienden a caminar antes que los pequeños que no fueron estimulados.
En conclusión
La práctica fortalece los músculos de tu bebé y activa conexiones neurales. Por lo tanto, el desarrollo psicomotor depende tanto de elementos biológicos propios de la naturaleza como de la crianza. Los genes establecen el límite inferior para que se comience a dominar estas habilidades y, una vez que el sistema nervioso madura, la práctica fortalece estos circuitos, lo que resulta en movimientos hábiles y refinados.
Recuerda que, como padre, puedes animar a tu pequeño para que alcance diferentes hitos motores practicando y haciendo ejercicios que desarrollen estas habilidades.
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