Hola, mami. El embarazo y la maternidad traen mucha alegría, pero a veces también preocupaciones, como la preeclampsia posparto, de la que tal vez ya hayas escuchado hablar. No es muy común, pero es importante saber sobre ella, por si acaso. Así que vamos a desglosarlo.
La preeclampsia posparto ocurre cuando tu presión arterial sube por encima de 140/90 después de haber tenido a tu bebé. Es más probable que aparezca en las primeras 48 horas después del parto, aunque también puede surgir hasta seis semanas después.
Quizá pienses: «Nunca tuve presión alta antes, así que no necesito preocuparme», pero no siempre es así. Puede sucederle a cualquiera, incluso si tu embarazo fue tranquilo.
¿Por qué sucede?
No se entiende completamente por qué ocurre la preeclampsia posparto, pero los expertos creen que los cambios rápidos en las hormonas y los fluidos después del nacimiento pueden influir. También hay factores de riesgo, como haber tenido hipertensión gestacional durante el embarazo, un embarazo múltiple, ser mamá de mayor edad, tener diabetes o sobrepeso.
¿Qué síntomas debo observar?
Aquí está la parte complicada: a veces, al principio no tiene síntomas claros. Pero si te sientes «extraña», como dolores de cabeza inexplicables, visión borrosa, hinchazón en las piernas, manos o cara, dificultad para respirar, náuseas o aumento repentino de peso, no lo ignores. Estos pueden ser signos de advertencia, y es mejor llamar a tu médico y descubrir que no es nada a esperar demasiado.
¿Por qué es grave?
Si no se trata, la preeclampsia posparto puede provocar convulsiones, derrames cerebrales y daño al hígado, riñones o cerebro. Sé que suena aterrador, pero aquí está la buena noticia: con tratamiento temprano, la mayoría de las mujeres se recuperan completamente y disfrutan de esta nueva etapa con sus pequeños.
¿Qué pasa si la tienes?
Si tu médico diagnostica preeclampsia posparto, probablemente te recetará medicamentos para bajar la presión arterial y prevenir convulsiones. También te guiará sobre cómo cuidarte a ti misma y a tu bebé mientras te recuperas. ¿Estás amamantando? Díselo a tu médico para que pueda elegir medicamentos seguros para tu bebé.
Cuidándote a ti misma
Puedes ayudar a tu cuerpo a sanar monitoreando tu presión arterial en casa, comiendo de manera saludable, manteniéndote activa con ejercicios suaves como caminar o yoga y evitando alimentos salados. Descansa tanto como puedas (sí, es difícil con un recién nacido) y no dudes en buscar a tu red de apoyo.
El punto clave
La preeclampsia posparto puede ser abrumadora, pero detectarla a tiempo marca la diferencia. Presta atención a cómo te sientes y, si algo no parece estar bien, dilo. No estás sola en esto: tienes a tu equipo médico, a tu familia y a grupos de apoyo animándote. ¡Tú puedes con esto, mamá!