El frenillo lingual, o anquiloglosia, es una condición que puede afectar significativamente la capacidad de un bebé para alimentarse, impactando tanto la lactancia materna como la alimentación con biberón. Esta condición, a menudo no reconocida o pasada por alto, puede representar desafíos para los nuevos padres e incluso afectar el desarrollo del habla más adelante en la vida.
En este artículo, exploraremos qué significa tener un bebé con frenillo lingual, los síntomas, el proceso de diagnóstico y las opciones de tratamiento disponibles.
Esta condición congénita se produce cuando el tejido que conecta la lengua con el piso de la boca (el frenillo lingual) es más corto o más rígido de lo normal. Esta restricción puede dificultar que el bebé se agarre eficazmente durante la lactancia, afectando su capacidad para alimentarse y ganar peso.
El tratamiento varía según la gravedad, desde intervención quirúrgica menor hasta manejo con apoyo en la alimentación.
Cómo identificar el frenillo lingual en bebés
Identificar si tu bebé tiene frenillo lingual puede ser complicado, ya que los síntomas varían en severidad. Aquí tienes algunos signos comunes que debes observar:
- Dificultad para el agarre: Los bebés con frenillo lingual suelen tener problemas para lograr una buena succión profunda, esencial para una lactancia eficiente.
- Sesiones de alimentación prolongadas: Debido a que pueden no obtener suficiente leche en una sola toma, es posible que necesiten alimentarse con más frecuencia o durante más tiempo.
- Bajo aumento de peso: Los problemas de alimentación pueden resultar en un aumento de peso más lento.
- Sonidos de chasquido al alimentarse: Si escuchas sonidos de chasquido mientras tu bebé amamanta, esto podría indicar una mala succión debido a la restricción del movimiento de la lengua.
- Molestia en la madre: Las madres pueden experimentar pezones doloridos o agrietados, ya que los bebés con frenillo lingual a menudo aprietan más para compensar una mala succión.
¿Quién identifica el frenillo lingual?
El frenillo lingual suele ser identificado en la etapa de recién nacido por un pediatra, un consultor de lactancia o un odontopediatra. El proceso de diagnóstico incluye un examen físico de la boca del bebé para evaluar la longitud y movilidad del frenillo.
Opciones de tratamiento para bebés con frenillo lingual
El tratamiento varía según el grado de restricción y su impacto en la alimentación. Aquí están las principales opciones:
- Observación: En casos leves, los profesionales de salud pueden recomendar observar la evolución, ya que algunos bebés se adaptan sin intervención.
- Apoyo en la lactancia: Trabajar con una consultora de lactancia puede ayudar a las madres a mejorar la succión y maximizar la ingesta de leche. A veces, los ajustes en la posición pueden minimizar el impacto del frenillo lingual leve.
- Frenotomía: Un procedimiento menor que consiste en cortar el frenillo para liberar la restricción. Este procedimiento suele ser rápido, se realiza en el consultorio médico y generalmente causa molestias mínimas con un bajo riesgo de complicaciones.
- Frenuloplastia: En casos donde el frenillo es más grueso o requiere una corrección más precisa, se puede recomendar una frenuloplastia. Este procedimiento requiere anestesia y suturas para lograr los mejores resultados.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) respalda la frenotomía como opción de tratamiento para bebés con frenillo lingual que experimentan dificultades de alimentación.
Aunque el procedimiento tiene riesgos menores, como sangrado o infección, las complicaciones son raras. La mayoría de los bebés se recuperan rápidamente y muestran una mejora inmediata en su capacidad para el agarre y alimentarse eficazmente.
¿Qué pasa si no se trata el frenillo lingual?
Si no se trata, el frenillo lingual puede potencialmente afectar la capacidad de un niño para comer, hablar y realizar tareas de higiene oral. Algunos niños se adaptan bien, mientras que otros pueden seguir enfrentando problemas. Retrasos en el habla, dificultad para pronunciar ciertos sonidos e incluso problemas dentales pueden surgir como resultado de un frenillo lingual no tratado.