Puntos principales:
- El peso bajo al nacer se refiere a bebés que nacen con un peso menor a dos kilos y medio, y se divide en categorías según su peso específico.
- Los bebés prematuros tienen mayor riesgo de nacer con bajo peso debido a la interrupción de su crecimiento en el último trimestre del embarazo.
- Para mantener a un bebé saludable con bajo peso al nacer, es esencial proporcionar lactancia materna, una dieta equilibrada y fomentar la actividad física, permitiendo que el bebé siga sus señales naturales de hambre y saciedad.
- Los primeros mil días de vida son fundamentales para su desarrollo físico y mental.
Comprendiendo el peso bajo al nacer en recién nacidos
Se considera que un bebé tiene peso bajo al nacer cuando nace pesando menos de dos kilos y medio.
Dentro del peso bajo al nacer, hay diferentes categorías:
<1 kg: peso bajo extremo
1 kg – 1.5 kg: peso bajo muy extremo
1.5 kg – 2.5 kg: peso bajo al nacer
2.5 kg – 4 kg: peso normal
¿Por qué ocurre el peso bajo al nacer?
El principal aumento de peso ocurre en el último trimestre del embarazo, desde la semana 38 hasta la semana 40. Por lo tanto, es más probable que los bebés prematuros nazcan con bajo peso, porque su crecimiento se ve interrumpido. Además de eso, otros factores que pueden afectar el peso al nacer incluyen la edad de la madre, embarazos múltiples, la frecuencia de los controles prenatales, las condiciones de salud materna, la exposición a pesticidas, el consumo de tabaco y alcohol, y la nutrición inadecuada durante el desarrollo fetal.
Entendiendo los riesgos
Es importante tener en cuenta que las dietas restrictivas no son adecuadas durante el embarazo. En el pasado, solíamos prestar atención sólo a los bebés que nacían demasiado grandes, por encima de un peso normal. Sin embargo, hoy sabemos que el bajo peso también puede estar relacionado con problemas de salud a lo largo de la vida.
¿Cuáles son algunos de los riesgos a los que se enfrenta un recién nacido con bajo peso? Algunos bebés tienen un mayor riesgo de enfermedades infecciosas, por lo que es fundamental centrarse en desarrollar una microbiota saludable a través de la lactancia materna, complementar con fórmulas infantiles cuando sea necesario e introducir una alimentación complementaria saludable cuando llegue esa etapa. También pueden llegar a tener un mayor riesgo de desarrollar trastornos metabólicos y obesidad, tanto en la infancia como en la edad adulta.
Estudios recientes nos dicen que nuestro ADN no es la guía definitiva para toda nuestra vida. Tenemos tanto nuestro genotipo, que es el conjunto de información genética contenido en nuestro ADN, como nuestro fenotipo, que es cómo se expresan estos genes, y pueden ser modificados por estímulos externos, ya sean positivos o negativos.
Al comienzo de la vida, puede haber una reprogramación del material genético para adaptar el desarrollo humano a las condiciones ambientales. Por ejemplo, los recién nacidos con bajo peso pueden tener un instinto de supervivencia que causa que el metabolismo conserve energía, una reducida sensación de saciedad y una mayor tendencia a almacenar grasa, lo que lleva a un mayor riesgo de desarrollar trastornos metabólicos.
¿Cómo mantener a mi bebé saludable?
Dar lactancia materna hasta los seis meses de edad, introducir una dieta saludable y equilibrada respetando las señales de hambre y saciedad de tu bebé, y fomentar la actividad física puede ser de gran ayuda para minimizar los efectos que su bajo peso puede tener en su salud. Es esencial no obligar a comer a tu pequeño ni compararlo con otros, sino permitirle seguir sus propias señales naturales de hambre y saciedad.
Los primeros mil días de vida de tu bebé, que consisten en 270 días de gestación y 730 días postnatales (hasta el segundo cumpleaños), son el período más crítico para el desarrollo físico y mental. Este período es común que se le conozca como la «ventana dorada» de oportunidad. Por lo tanto, aunque algo no haya salido según lo planeado, como el nacimiento prematuro o el bajo peso al nacer, es fundamental saber que no estamos limitados por nuestro ADN, y los estímulos positivos pueden revertir estos efectos metabólicos.