Puntos clave:
- La calidad de las interacciones entre padres e hijos es más importante para el desarrollo del lenguaje que la cantidad de palabras que escuchan los niños.
- La atención conjunta, cuando un niño y un padre prestan atención y se comunican sobre lo mismo, es importante para aprender nuevas palabras.
- La repetitividad y las rutinas cotidianas ayudan a los niños a aprender nuevas palabras y crearles una sensación de previsibilidad y estructura.
- La conectividad, donde los padres se conectan con sus hijos durante las interacciones turnándose, escuchando y participando por igual, motiva a los niños a interactuar durante períodos de tiempo más largos y es importante para el desarrollo del lenguaje.
Probablemente hayas escuchado decir que la mejor manera de estimular el desarrollo lingüístico de tu hija es hablándole todo el tiempo. Y el consejo tiene algo de razón. Varios estudios han demostrado que los niños que escuchan más palabras en casa tienen mejores habilidades lingüísticas y desempeño académico. Sin embargo, investigaciones recientes encontraron que lo que marca realmente la diferencia no es el número de palabras, sino el modo en cómo se interactúa con el niño.
El estudio liderado por la Dr. Katy Kirsh-Pasek de la Universidad Temple analizó 60 familias de bajos recursos y cómo es que los padres interactuaban con sus hijos al momento de jugar o leer un libro. Los investigadores estudiaron las grabaciones de 60 madres jugando con sus pequeños de dos años y contaron el número de palabras que se habían dicho durante esa interacción. Después, compararon dichas interacciones con las habilidades lingüísticas de los niños cuando habían cumplido tres años. Los resultados muestran que la calidad de la interacción entre madre e hijo tenía mucho más peso que el número de palabras dichas.
Los niños con mejores habilidades lingüísticas habían tenido interacciones que involucraban:
- Atención conjunta. Eso se da cuando el padre y el hijo ponen atención y hablan sobre lo mismo. Este tipo de participación ayuda al niño a aprender nuevas palabras porque el adulto le provee con los términos adecuados para nombrar las cosas y las acciones que está realizando. Por ejemplo, si tu hija está jugando con una muñeca y señala una botella puedes decir «¿La muñeca tiene hambre? Vamos a darle leche con la botella» y juegan a alimentar al juguete.
- Repeticiones. A los niños les encantan las repeticiones. Las rutinas son importantes para su desarrollo porque gracias a ellas ya saben qué esperar, qué es lo que sigue. Las rutinas diarias los ayudan a aprender palabras nuevas porque la repetición facilita su retención y memorización. Incorpora rutinas para jugar, bañarse o ir a dormir.
- Conexión. Cuando los padres conectan con sus hijos durante las interacciones, ambos toman turnos para escuchar y participar en la acción. Eso motiva a los pequeños a interactuar durante más tiempo y, por lo tanto, a aprender mejor.
Hablar mucho con tu hija y repetir las palabras una y otra vez no es suficiente. Las interacciones son las que cuentan, sobre todo las de calidad. Conecta con ella y sintonízate con lo que está haciendo para poder hablar sobre eso. Eso ayudará muchísimo a su desarrollo del lenguaje.