El ejercicio constante y moderado durante el embarazo es muy positivo para tu cuerpo y el desarrollo de tu bebé. Es un hábito muy saludable que puedes mantener durante y después del embarazo. El trabajo físico tiene muchos beneficios, incluyendo hacerte sentir mejor y aliviar las molestias propias del embarazo. ¡Disfrútalo!
Recuerda que el ejercicio, al igual que cualquier otro buen hábito, no se trata de la cantidad, sino de la calidad de la acción. ¡No te excedas! La moderación es clave para obtener buenos resultados. Hacer ejercicio en exceso o de manera incorrecta puede ser contraproducente y ocasionar daños tanto a ti como a tu bebé. Si algún ejercicio te provoca náuseas o mareos, suspende de inmediato. Esto puede ocurrir debido a la compresión de una vena o arteria por el peso y la posición de tu bebé, lo cual es más común en el último trimestre del embarazo.
Existen varias razones por las cuales no debes excederte con el ejercicio. Dado que los tiempos de recuperación en una mujer embarazada son más largos de lo normal, es importante evitar la fatiga. Cuando te sientes fatigada por excederte con el ejercicio, puede acumularse ácido láctico (una sustancia que produce el músculo cuando se realiza un esfuerzo) y esto podría perjudicar a tu bebé.
Además, el ejercicio excesivo nunca es beneficioso para una mujer embarazada, ya que puede causar mareos, dolores, caídas, y deshidratación, poniendo en riesgo a tu bebé. Sin embargo, el ejercicio moderado es esencial para tu salud y la de tu bebé, por lo que se recomienda realizar ejercicios cortos y seguros.
Durante el último trimestre, tu bebé crecerá más rápido, alcanzando el peso y tamaño ideal para su llegada al mundo. ¡No dejes de disfrutar de todos los beneficios del ejercicio, solo recuerda no excederte!
