Las actividades de psicomotricidad para niños permiten hacerlos más conscientes de sus movimientos, aportando beneficios a su desarrollo.
El movimiento es una acción natural que realizamos, la mayoría de las veces, de forma espontánea. A pesar de ello, no es un proceso sencillo, ya que involucra no solo la parte motriz, sino también aspectos cognitivos e incluso emocionales.
Es posible estimular la psicomotricidad incluso en la primera infancia para que el niño se desarrolle plenamente. Así, llega a comprender no sólo su propio cuerpo, sino también el lugar que ocupa en la naturaleza y en la sociedad.
¿Quieres comprender mejor qué es la psicomotricidad, su importancia en el desarrollo infantil y ver sugerencias de actividades de psicomotricidad para niños? ¡Entonces sigue leyendo!
¿Qué es la psicomotricidad?
Es una ciencia que busca comprender los aspectos cognitivos, vinculados al procesamiento de la información, así como los emocionales, y su relación con el movimiento humano en las diferentes etapas de la vida.
Esto ocurre porque la realización de cualquier movimiento involucra nuestra inteligencia y tiene una intención. De esta forma, al estimular la psicomotricidad, estamos educando movimientos con el mejor uso de nuestras habilidades cognitivas.
En este contexto, es fundamental que se trabaje en la primera infancia para que los niños sean más conscientes de sus movimientos y de su propio cuerpo, comprendiendo también cómo se relacionan con el mundo exterior.
¿Por qué la psicomotricidad es importante para el desarrollo del niño?
Ahora que ya sabes qué es la psicomotricidad, puedes comprender por qué la estimulación psicomotriz es fundamental para el desarrollo integral del niño.
Estas son las habilidades que la psicomotricidad ayuda a desarrollar:
- Motricidad fina y gruesa
- Conciencia corporal
- Noción de espacio y tiempo
- Autoconocimiento
- Lateralidad
- Comunicación
- Atención
- Concentración
- Inteligencia emocional
- Razonamiento lógico
- Ritmo
- Equilibrio
Actividades de psicomotricidad para niños
La etapa escolar es una excelente oportunidad para trabajar la psicomotricidad de los más pequeños a través de diferentes actividades. Mientras que un terapeuta psicomotor puede tratar a los niños que tienen algún retraso o dificultad de aprendizaje, pero tú también puedes estimular a tu hijo en casa, de una forma muy lúdica, con juegos y ejercicios.
¡De esa forma, contribuyes al desarrollo saludable de tu pequeño mientras te diviertes con él y pasan tiempo de calidad juntos!
Consulta a continuación algunas sugerencias de actividades para cada rango de edad.
De 4 a 6 meses
Debido a que en esta etapa todavía son muy pequeños, los bebés aún no se reconocen a sí mismos. Por eso, un consejo para estimular la psicomotricidad es colocar a tu hijo frente a un espejo, a poca distancia, en el que pueda ver su reflejo completo.
Siéntate con tu pequeño y levanta los brazos señalando el movimiento del espejo. Puedes mostrarle sus pies, manos, dedos, todo de una forma muy lúdica. Es un ejercicio que ayudará a fortalecer la conciencia corporal de tu bebé.
De 7 a 9 meses
En esta fase, el bebé empieza a gatear o a arrastrarse con la intención de explorar su entorno y, principalmente, alcanzar objetos.
Por lo tanto, coloca a tu bebé boca abajo en una alfombra de actividades y deja un juguete que le guste, preferiblemente que sea colorido o musical, a poca distancia. A partir de ahí, anímalo a moverse para tomar el juguete. Este juego estimulará su coordinación motriz.
Siguiendo esta misma idea, también puedes utilizar una caja de cartón abierta por ambos lados para que funcione como un túnel. Coloca un juguete de un lado y a tu bebé del otro para que atraviese el túnel para conseguir lo que quiere.
A los 12 meses
Puedes usar juguetes en los que tu bebé tenga que encajar piezas en orificios. Con ello, estimularás su agarre de pinza y su motricidad fina. Incluso puedes improvisar con otros objetos: como darle hisopos para que los meta en un recipiente de plástico.
De 17 a 19 meses
Es posible realizar diversas actividades, como colocar cojines en el suelo como obstáculos para que tu niño camine alrededor de ellos. Así, utilizará sus movimientos para superar el desafío.
También, un simple juego de apilar bloques ayudará a tu hijo a trabajar el concepto de verticalidad, mientras que un juego en el que tiene que abrir la tapa de una botella, estimulará su lateralidad y motricidad fina.
Otra sugerencia es jugar con plastilina. Tu niño puede divertirse haciendo bolitas u otras formas.
De 22 a 24 meses
Cerca de los dos años, los pequeños ya están desarrollando el equilibrio y la familia puede estimular la psicomotricidad con juegos de patear una pelota o lanzar objetos ligeros, por ejemplo. Puedes improvisar una caja de cartón para que funcione como una portería o el aro de baloncesto.
Aunque parezcan movimientos simples, estos necesitan de concentración, sentido de dirección, fuerza y autoconocimiento.
A los 36 meses
En esta fase, el consejo es realizar actividades artísticas utilizando cartulinas, crayones, lápices de colores, papel, pegamento o sellos. Tu hijo puede dibujar, pintar, garabatear y hacer collages de forma libre. Con ello, estimularás su concentración, creatividad, expresión de emociones y motricidad fina.
¿Cómo puede la tecnología ayudar a los padres a estimular la psicomotricidad?
Aún sabiendo qué es la psicomotricidad y la importancia de estimularla en la primera infancia, muchos padres están confundidos y no tienen idea de cuál es la mejor actividad para el rango de edad de su hijo.
En este momento, vale la pena apoyarse en la tecnología. Existen aplicaciones creadas para ayudar a las familias a trabajar temas relacionados con la psicomotricidad de bebés y niños. Estas les dan instrucciones de actividades diarias y videos para cada rango de edad de sus pequeños. De esta forma, se vuelve más fácil estimular el movimiento y aspectos cognitivos del pequeño, ayudándole a alcanzar un pleno desarrollo.
¿Te gustaron estas actividades de psicomotricidad para niños? Es posible usar el juego para acompañar al desarrollo de tu bebé. De esta forma empezará a reconocerse a sí mismo, a ser consciente de su cuerpo, de las personas y del mundo que lo rodea.
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