Puntos clave:
- Cambiar de la disciplina basada en el poder a la colaboración puede ser una forma más efectiva para que los padres influyan positivamente en el comportamiento de sus hijos.
- El método de tres pasos del Dr. Ross W. Greene para abordar el mal comportamiento implica empatía, definición de preocupaciones de adultos e invitación a los niños a pensar en soluciones de manera colaborativa.
- Este enfoque ayuda a los padres y a los niños a abordar problemas recurrentes de manera proactiva, desarrollar habilidades vitales y construir relaciones más sólidas.
- En lugar de tratar de moldear a los niños en un molde específico, los padres deben aspirar a comprender y apoyar las cualidades únicas de su hijo en su camino hacia la edad adulta, fomentando un vínculo duradero.
La mayoría de las prácticas educativas se basan en incentivos y consecuencias que están ligadas a un comportamiento deseado. ¿Por qué mi hija se porta mal? Muchos llegan a la conclusión de que no está suficientemente motivada para seguir las reglas. Estrategias tales como contar hasta tres, usar calcomanías como premios, establecer las ganancias y pérdidas de privilegios enfatizan la obediencia con reglas de adultos y se basan en el poder para alcanzar esas metas.
Pero, ¿hay una mejor opción para solucionar la mala conducta? ¿Qué pasa si cambiamos la estrategia de poder y en vez de eso utilizamos la colaboración como el principal medio por el cual un cuidador puede influir con más éxito en los niños? Dar a los niños una voz en sus propios asuntos y las herramientas necesarias para resolver los problemas que afectan sus vidas es una manera mucho más efectiva de preparar a un niño para el mundo real.
Muchos padres se preocupan de perder el control y la autoridad si pasan del poder a la colaboración, sin embargo no reconocen que el control es simplemente una ilusión. Ningún padre tiene control total sobre el resultado de su hijo. Lo mejor que puede intentar es influenciarlos. Los padres tienen mayor influencia y sus voces tienen una mayor probabilidad de ser escuchadas cuando aprenden a escuchar a sus hijos y los involucran en la búsqueda de soluciones a los problemas que afectan sus vidas. ¿Qué pasa con las expectativas? Sí, es imposible criar a un niño sin tener ciertas expectativas. El problema se da cuando a un niño se le dificulta cumplir con una expectativa específica. ¿Cómo puede un padre o cuidador resolver un problema de una manera más cooperativa? El Dr. Ross W. Greene, autor de Raising Human Beings, describe su método cuyo principal enfoque es remediar el comportamiento:
- El paso de empatía es donde los cuidadores recopilan información de un niño con el objetivo de entender su preocupación, perspectiva o punto de vista principal sobre una determinada expectativa insatisfecha.
- El paso de definir las preocupaciones es cuando el cuidador comparte su preocupación sobre este tema.
- La invitación es donde el niño y el adulto hacen una lluvia de ideas sobre las soluciones que podrían funcionar y eligen una para probar.
Hay varias piezas claves de este modelo:
- Las expectativas insatisfechas son predecibles. Los niños pequeños y los cuidadores discuten regularmente sobre los mismos temas todos los días sin resolverlo. Cada expectativa insatisfecha en la lista es predecible y esto hace posible discutir y resolverlas de modo proactivo.
- No estás cediendo, estás resolviendo un problema. Este es un enfoque colaborativo. Esto no significa que el cuidador pierda cualquier tipo de autoridad en el proceso, pero sí gana un socio para la solución de los problemas.
- No estás resolviendo un problema, estás criando a un ser humano. Esto no es solo la resolución de problemas en estos tres pasos. El paso de la empatía ayuda al niño a practicar, identificar y expresar sus preocupaciones, lo cual será una habilidad crucial en la vida, y el cuidador practicará escuchar al niño. En el paso de definir las preocupaciones de los adultos, el niño practica la empatía, tomando la perspectiva de otra persona y reconociendo cómo es que su comportamiento está afectando a la otra persona (también habilidades cruciales), y se centra en las preocupaciones más que en las soluciones. En la etapa de invitación, el niño y cuidador pueden explorar de forma colaborativa soluciones alternativas y asegurarse de que estas son satisfactorias para ambos, y así resolver los desacuerdos sin más conflictos.
Muchos de los conflictos entre adultos y niños se reducen a la lucha por el poder. Al cambiar el enfoque del poder a la colaboración, surge un nuevo mundo de posibilidades. Qué alivio admitir que no siempre estás realmente a cargo y detener la sensación de que debes de estarlo.
Como menciona Greene, «el trabajo de un padre es averiguar quién es su hija, sentirse cómodo con ella y luego ayudarle a vivir una vida que sea congruente con eso». Muchos padres no están de acuerdo con esta declaración y están decididos a cambiar a sus hijos. Sin embargo, esto no se trata solo de resolver el comportamiento problemático, sino también de ayudar a construir una relación con tu hija que durará toda la vida. Como la escritora Katherine Reynolds menciona: «El trabajo de un padre no es moldear a su hijo, es ver a su niño por cómo es, con sus fortalezas y desafíos, y convertirse en su socio en el camino de la vida».