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Se van dos… vuelven tres

Todo lo que  a uno le pueden contar de un parto, no es ni parecido a lo que en realidad sucede. Simplemente, por que nada se compara a vivir una experiencia en carne propia, y sobre todo la de traer un hijo al mundo. La mujer tiene 9 meses para imaginarse el antes, el durante y el después, pero el torbellino de emociones que la embargan, es como un huracán que arrasa con todo lo conocido.

Simplemente, porque una vez que nació el bebé, nunca, jamás, nada vuelve a ser como antes. La estadía en la clínica se asemeja a una película, donde entre la emoción del parto, el cansancio, las enfermeras que vienen y van, y los familiares que hacen guardia en la salita contigua a la habitación, se dificulta conectar con el bebé. Por eso, primer consejo: ¡Atención madres primerizas! Dense su tiempo para vincularse con el bebé, para lograr un feliz amamantamiento y no se dejen aturdir por el afuera, que muchas veces no tiene piedad con las “parturientas” y su estado.

Si leyendo hasta acá, piensan que una vez en casa esto se termina y una va a poder descansar como “Dios manda”. Lamento decirles que acá viene la otra parte, la más difícil si se quiere. La de amoldarnos nosotras a los tiempos del bebé, y no al revés, como alguna puede pensar. Dormir cuando el bebe duerme, alimentarse cuando el bebé duerme, darse un baño cuando el bebé duerme… o sea, todo se resume a aprovechar esas horas que el bebé duerme para satisfacer nuestras necesidades básicas, algo que hasta hace unos días atrás era tan sencillo. Por eso es importante contar con ayuda: mama, suegra, abuela, tía, amiga, que no sólo estén dispuestas a alzar al bebe un ratito o a cocinarnos algo rico, sino también que nos puedan brindar esa conexión con la realidad que a veces perdemos – un poco por la sensibilidad y otro poco por el cansancio. Necesitamos que nos digan que empieza la etapa más linda e interesante de la vida, que en un futuro vamos a poder mirarnos al espejo y nos vamos a gustar de nuevo, que algún día retomaremos nuestra rutina de ejercicios, que saldremos nuevamente a la calle con la cartera que tanto nos gustaba, y que el bolso con pañales y mudas de ropa no va a estar siempre en primer plano. Pero mientras todo eso pase, mi consejo es que disfrutemos el momento, el aquí y ahora con nuestro bebé, porque como les dije al principio, aunque todos nos digan que pasa tan rápido, solo nosotras lo comprobaremos, y sentiremos que todo el esfuerzo habrá valido la pena, será cuando un buen día, nuestro pequeño nos llame: Mamá.

 

Más sobre Leila LeilaNahmod

Mamá de un niño que es mi mejor obra. Sé que soy su nexo con el mundo, por eso trabajo para mostrarle lo más lindo que tiene esta vida: el amor, la familia, los amigos. Busco todos los días ser una buena madre para mi hijo – aunque a veces cueste el camino. Hace años trabajo en el área de comunicación, soy fanática de las redes sociales: Facebook, Twitter, e Instagram. Adicta a  la lectura y escritura en mis tiempos libres, mamá de tiempo completo y hoy feliz de ser una madre Kinedu.

 

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