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Naturaleza vs crianza: ¿Cómo estimular el área visual del cerebro?

ojos de un bebé

Puntos clave:

  1. El desarrollo visual es fundamental para percibir y aprender sobre el mundo.
  2. El desarrollo visual involucra tanto la naturaleza como la crianza, y la “poda sináptica” desempeña un papel clave.
  3. El período crítico para el desarrollo visual ocurre en los primeros dos años de vida.
  4. Las experiencias visuales en la infancia temprana pueden impactar la percepción y las preferencias a largo plazo.

La vista de los bebés se convertirá en el lente a través del cual percibirán y aprenderán sobre las diversas propiedades del mundo.

La visión es uno de los aspectos más sofisticados del desarrollo humano. Ocupa el 30% de nuestra corteza cerebral, en comparación con el 8% del tacto y solo el 3% de la audición. Los dos nervios ópticos que transportan información desde la retina al cerebro constan de millones de fibras.

El desarrollo de la vista ocurre tan rápidamente que domina la experiencia sensorial humana. Este proceso es crucial y se convertirá en el lente a través del cual tu bebé percibirá y aprenderá sobre el mundo. Los bebés nacen con un sistema visual funcional que está preparado para la importante tarea del aprendizaje, sin embargo, todavía es incapaz de percibir los objetos como los vemos los adultos; eso se logra a través de los años.

En primer lugar, ¿cómo se desarrolla la vista de los bebés?

Los bebés comienzan con una experiencia visual bastante limitada, pero las conexiones visuales se producen en dos fases.

  • La primera fase de este desarrollo es el trabajo del cerebro, el cual establece un esquema de conexiones que aún no están refinadas. Grandes grupos de neuronas utilizan una serie de señales de moléculas programadas para guiar a los axones cerebrales a lugares cercanos. 
  • La segunda fase, sin embargo, es guiada por la experiencia. La estimulación visual del bebé genera actividad eléctrica. Los axones vecinos compiten por el espacio aún no refinado del cerebro y se produce el proceso de poda sináptica.

Dependiendo del momento y el nivel de actividad eléctrica, los axones pierden sus sinapsis o se unen a objetivos precisos. Este proceso de adaptación o de “poda sináptica” rescata las conexiones más «aptas» o activas que completan este viaje y que son capaces de  refinar exitosamente el mapa visual y hacerlo más preciso.

¿Existe un período crítico para el desarrollo visual?

La vista de un bebé es muy maleable, especialmente durante los dos primeros años de vida. El cerebro necesita estimulación para organizarse correctamente durante este período de poda sináptica y cuando se produce esta etapa de refinamiento. Una vez que esto ha terminado, la corteza cerebral no puede reconfigurarse drásticamente, independientemente de la estimulación que sea aplicada después. 

La habilidad visual comienza cuando las sinapsis ya están formadas en su circuito. Después, puede ser modificada por la experiencia solo si las sinapsis se han sometido a la fase de refinamiento. Sin embargo, dado que las diferentes partes del sistema visual se refinan en diferentes momentos, este período de sensibilidad visual difiere de una persona a otra. La vista de los bebés es muy maleable hasta los dos años, y esto declina al alcanzar los 8 y 9 años de edad.

¿Existe una correlación entre las experiencias visuales y las preferencias visuales posteriores?

¡Parece que sí! La mayoría de nosotros crecimos en ambientes «estructurados» o rodeados de edificios y casas rectangulares, por lo que tenemos una mejor agudeza visual para las orientaciones horizontales y verticales en comparación a objetos con orientaciones diagonales. Por el contrario, los indios canadienses que se han criado en «casas» en forma de tipi más tradicionales tienen una mejor agudeza para los ángulos oblicuos que los que se criaron en entornos de departamentos y casas. ¡Entonces hay una correlación entre estos dos!

La experiencia visual de la primera infancia tiene un impacto duradero en la percepción y los circuitos visuales que se crean en el cerebro. ¿Esta sutil diferencia en la vista de los bebés podría influir en si se convertirán en artistas o jugadores de fútbol? ¡Parece que sí!

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